Otra prueba de la contradictoria gestión que Teatres de la Generalitat está realizando en el Teatro Principal la tenemos en el espectáculo que hoy se estrena: la adaptación escénica de L' Alquería Blanca, el éxito televisivo de la extinta televisión autonómica Canal 9.
Sin entrar a valorar el montaje ni cuestionarlo, por supuesto, sí es llamativo que sea la empresa privada „un compendio de productores se han unido para poner en marcha el espectáculo„ quien lleve al primer escenario de la ciudad esta creación y no haya existido participación pública alguna, salvo la cesión del espacio a cambio, se supone, de un porcentaje de taquilla.
Y más contradictorio, aunque lógico ya que es su trabajo, es aún que entre sus coproductores se encuentre la misma empresa privada que gestiona algunos teatros de la ciudad y a quien el propio Teatres de la Generalitat se encarga de hacerle la competencia. En resumen, un teatro público ocupando la parcela privada para justificar que hace algo que no ha hecho.
Hace unas semanas Teatres de la Generalitat tiraba de espectáculos pensados y producidos para ser representados en locales, pisos y establecimientos del barrio de Russafa para completar la programación de la sala Rialto, lo que en su día fue un brillante centro de producción pública.
Nadie se cree que esta oferta pensada para Russafa y estrenada en su día sea una apuesta por el teatro alternativo, parcela que tampoco le corresponde representar a este organismo público tan en decadencia. En cambio, al Talía llega en unos días una adaptación libre del Quijote realizada en colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico cuyos espectáculos, al igual que el de otros centros de producción pública nacional que pagamos todos, hace años que no pasan por esta ciudad.
Teatres de la Generalitat es un barco sin rumbo. ¿A nadie de la Generalitat ni de la Conselleria de Cultura le preocupa de verdad el teatro público o lo que pueda quedar de él, que es nada? Por lo que se ve, en absoluto.
