En mi anterior artículo resaltaba la importancia de las condiciones de visibilidad para la buena observación del cielo nocturno. Hablábamos de la desaparición de la tradición en la cultura moderna de la observación del cielo para obtener predicciones para las inmediatas horas y próximos días. Pese a que esta habilidad se ha perdido, sobre todo en lo que respecta a la observación de indicios de cambio de tiempo, las personas con afición tendemos a identificar patrones a lo largo de cada una de las estaciones en función de las condiciones de visibilidad y nubes.

El verano es la estación del año peculiar que determina nuestro tipo de clima, el Mediterráneo, que se caracteriza por la práctica ausencia de precipitaciones. Esto que pudiera parecer un buen augurio para tener condiciones de visibilidad excelentes no lo es tanto, ya que esta misma falta de movimiento atmosférico, junto con las peculiaridades orográficas del área como cuenca marítima cerrada, limitan la renovación de masas de aire en la zona implicando que la atmosfera se vaya enturbiando, con la consiguiente pérdida de visibilidad que conlleva. Este mismo estancamiento determina un aumento de temperaturas y de la humedad en el ambiente; lo cual, va inestabilizando el primer quilómetro y medio de la atmósfera. Así, como consecuencia directa las nubes bajas suelen ser frecuentes a últimas horas de la tarde, cubriendo el cielo por la noche. Pese a que en ocasiones las nubes bajas no lleguen a aparecer, las condiciones cerca del mar con una masa de aire estancada y húmeda ya suponen una disminución de la distancia visible. Si le sumamos la proximidad del Sahara y las incursiones de polvo en suspensión en capas atmosféricas más altas, que se producen ocasionalmente, ya tenemos suficientes motivos para pensar que el verano tal vez no es la mejor época para la observación del cielo en el litoral mediterráneo.

Hoy hemos visto la época del año cuando es más fácil tener visibilidad, y en sucesivos artículos veremos cómo en realidad en nuestro clima sí existe gran margen para la sorpresa para quien busca predecir el tiempo. Y lo haremos atendiendo a los tipos de masas de aire que nos suelen visitar durante cada estación del año.