Opinión
Rafael Rivera
A la izquierda
Por fin una noticia que nos va a hacer reflexionar de una manera profunda. Hasta ahora, el asunto de la posición conceptual estaba claramente desequilibrado. Me explicaré.
En el centro está la virtud, repetimos; entre los extremismos, la razón está en el centro. Ya ven, como si entre robar mucho o poco, robar de manera intermedia fuera razonable. Pero, estar centrado es equivalente a ser sensato, y ser de centro es algo que vende. El centro del universo es una posición privilegiada, dar en el centro es acertar, y estar en la media (ni rico, ni pobre, ni guapo, ni feo, ni listo ni tonto, o sea no ser nada relevante) es sinónimo de normalidad, sin problemas. Hasta ahí el centro era lo más.
Pero llegó la derecha, y buscó argumentos para justificar su supremacía. Me he levantado con el pie derecho (ahí no cabe el centro), estar sentado a la derecha de dios padre, ya saben, el día del juicio final y todo eso; ser la mano derecha de alguien poderoso, o ser el ojito derecho de papá, todo ello supone que la derecha es estupenda. La derecha gana enteros, y a los zurdos se les obliga a distorsionar su sistema nervioso para negar lo evidente. Andar derecho es sinónimo de sensatez, y el derecho es la ley.
¿Qué le queda a la izquierda?, la marginalidad. Si acaso aquello de tener mano izquierda, es decir, ser algo tramposillo que convence con trucos. Poco más. Al fondo, a la izquierda, es donde están los aseos de los restaurantes. Santiguarse con la mano izquierda es un sacrilegio. Si a la derecha están los que se salvan, a la izquierda ponen a los que se condenan.
Pero ahora han cambiado las cosas. Llega un estudio científico sesudo y nos dice que el corazón no solo está a la izquierda sino que no puede estar en ningún otro sitio. Ni siquiera en el sacrosanto centro; sería una malformación mortal. Y toda la compleja anatomía de los vertebrados está organizada alrededor de este hecho trascendental. La izquierda respira, y construye un nuevo pódium en el que el cajón de la medalla de oro ya no está en el centro.
Lo demás son frases hechas, montajes, manías, refranes. Lo importante está en la izquierda, lo dice la ciencia. Tal vez ha llegado el momento de plantear esa nueva versión del mundo, desde el corazón, y ha de ser la propia izquierda la que se decida a hacerlo.
¿Sabrá?
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