La planificación del territorio bajo principios de sostenibilidad ambiental, patrimonial y económica es una tarea compleja que no todas las administraciones están dispuestas a llevar a cabo. En nuestro país estamos muy acostumbrados a planificar los recursos del medio natural a demanda, a la carta. Si me hace falta agua, la consigo de donde sea; si me hace falta suelo para urbanizar, lo clasifico en los planes como tal y punto. Cuesta pensar que el territorio y sus bienes naturales es un bien finito y que debemos gestionarlo con racionalidad y sensatez.

El Pativel es una apuesta valiente de la administración valenciana por la protección de los últimos espacios del litoral que merece la pena conservar. No es ningún castigo para la promoción inmobiliaria, no nos va a hacer más pobres, como se ha querido ver desde sectores interesados. Es un beneficio para toda la ciudadanía. Cuando a finales de los años ochenta del pasado siglo se aprobó la primera ley de espacios naturales protegidos de la C. Valenciana y se protegieron lugares tan señeros como el Peñón de Ifach o las Salinas de La Mata y Torrevieja, estas mismas voces ya clamaron en contra de esa ley. Hoy afortunadamente todos podemos disfrutar de la riqueza ambiental de estos espacios. Y lo mismo cabría decir de la Ley de Costas de 1988, que el gobierno ha dulcificado, indebidamente, en 2013. La protección de 7.000 hectáreas de primera línea en toda la costa valenciana, a partir del empleo la herramienta de planificación territorial de la denominada «infraestructura verde» ha sido una opción inteligente.

No es un proceso descabellado; al contrario, las sociedades avanzadas, nuestros vecinos europeos, valoran positivamente que nuestro litoral siga teniendo ventanas sin urbanizar o con débil ocupación. Y si somos inteligentes podemos vender esta protección como un eslogan turístico, de un turismo que sabe apostar también por la calidad ambiental. Ahora toca gestionar bien estos espacios, con programas de paisaje que se están ya elaborando, desde el acuerdo entre administraciones. Estos últimos meses, hemos escuchado argumentos increíbles, como que la provincia de Málaga tiene ocupado el 80% de su franja costera y nosotros apenas el 50%, y, claro está, aún queda margen de actuación.

No tuvimos bastante con las consecuencias de la reciente crisis económica. Hay quien quiere más. Los poderes públicos están ahí para evitar caer en los errores del pasado. La planificación del territorio y de sus recursos naturales afortunadamente ha cambiado. Si no queremos comprenderlo, mal vamos.