El PP y Ciudadanos han usurpado a los españoles la oportunidad de participar en un máster sin notas, gratis, no presencial, sin trabajo final y sin riesgo de plagio. La oportunidad la puso a huevo la votación de la exhumación de la momia de Franco del Valle de los Caídos, momento histórico, quizás el primero desde la aprobación de la Constitución, para cerrar filas sin fisuras contra una etapa que ha roto a jirones vidas y familias. Era la posibilidad para demostrar a esta Europa sobre la que se cierne la sombra del fascismo xenófobo que España no acepta esa peste, y como símbolo democrático de ello sus fuerzas políticas en el Parlamento decidían sacar a Franco definitivamente de la esfera pública. Los españoles, por tanto, acariciaban de manera pionera una unanimidad con la que alcanzaban una reconciliación consigo mismo que la mezquindad política vuelve a impedir. ¿Qué mejor máster que un Parlamento entero decidiendo sobre los restos del que tantos esqueletos acumuló alrededor? Pues el PP y Ciudadanos, en un gesto inaudito en cualquier democracia moderna, se abstienen alegando la estupidez de que no hacía falta el decreto urgente para que los sepultureros entren en el Valle de los Caídos. Resulta repugnante, una falta de generosidad con los españoles, con los vencidos y los vencedores, con las nuevas generaciones. Una irresponsabilidad frente a la paz moral de muchos y frente a los que escalan porcentajes electorales alimentando el odio con sus camisas negras. A día de hoy, estos abstencionistas son más retrógrados que la propia Iglesia, que ha demostrado altura de miras en el expediente del dictador no oponiéndose a nada. Y no sólo eso: siendo proactiva en las negociaciones con el Gobierno socialista para llegar a buen fin. Se ha logrado una mayoría, pero la mancha no se quita ni con el mejor detergente.