Que por las razones que sean el clima se ha enfurecido es algo que nadie discute. Antes, los grandes problemas quedaban para el Golfo de México, California o los países orientales del Pacífico. Ahora nos toca a todos. España, Francia, Alemania, Italia, Grecia€ la tragedia de inundaciones y muertes nos alcanza a todos. Por ello es bueno recordar una vez más la situación de València en este escenario, que por desgracia no es nuevo para nosotros ya que desde 1321 en que comienza la referencia hasta 1957 hemos sufrido 45 inundaciones muchas de ellas gravísimas ya que nuestra ciudad está considerada como lugar de grandes lluvias repentinas.

Si el agua caída lo hace en la cuenca de la Calderona, Los Serranos y Bunyol habríamos vivido otro 1957. La gran riada de ese año hizo reaccionar a nuestras autoridades diseñando un gran proyecto formado por un pantano en Villamarchante y un nuevo y amplio cauce por el sur de la ciudad. Pero como siempre ocurre en nuestra relación con el Estado había que ahorrar y solo se hizo la mitad del proyecto, es decir el cauce evitando el gran coste del pantano. Y así estamos.

He insistido en multitud de artículos e intervenciones políticas sobre la construcción de la presa y lo más que hemos conseguido es que en los Presupuestos Genrales del Estado del año 2002 apareciera una pequeña consignación para la presa de Villamarchante, que por cierto despareció al año siguiente, con lo que nuestro riesgo permanece según hemos visto estos últimos días. Porque un cauce sin un filtro previo de las avenidas es completamente insuficiente, ya que el caudal, además de agua, arrastra árboles, cañas, coches, muebles, electrodomésticos y mucho barro, que acaban obturando el caudal del cauce y haciendo que se desborde.

Si existiera la presa de Villamarchante tendríamos un filtro previo para las avenidas, que dejaría pasar solo el agua y retendría todos los objetos en suspensión dando plena utilidad al actual cauce. Y además tendríamos aguas para poder regar en la estación seca. Ahora, por culpa de los ahorros estatales estamos en alto riesgo inundación, ya que la avenida se desviaría en parte de las aguas por su antiguo cauce y por el metro, que no quiero ni pensar lo difícil que sería liberarlo de la tierra depositada.

Los políticos escogen obras ostentosas y llamativas, en detrimento de las infraestructuras de seguridad que son poco atractivas electoralmernte. Pero los que pasan a la historia son los segundos, los que garantizan la seguridad de su tierra ante un riesgo. Por eso no tenemos políticos de referencia desde el marqués de Campo. Y así nos va. Yo por lo menos lo he advertido una vez más. Pero aquí lo que interesa de verdad es la bicicleta.