Cuando hacemos una predicción del clima futuro, como los escenarios climáticos que se prevén para las próximas décadas (2050, 2075 o 2100, por ejemplo) o cuando hacemos un estudio climático de una zona determinada o de un observatorio es importante que los datos climáticos sean fiables. Estos datos deben tener una homogeneidad, esto significa que los cambios que se observan en las variables climáticas (temperatura, precipitación, humedad relativa, nubosidad, etc.) deben estar producidos sólo por modificaciones reales en el clima de la zona donde encontramos el observatorio, no por cambios externos que provocan falta de homogeneidad en las series de estos datos climáticos. Así, un cambio en la localización del observatorio, la urbanización del entorno, el cambio del uso del suelo del observatorio, el cambio de aparatos o el cambio del observador meteorológico pueden provocar distorsiones en la evolución de las variables climáticas que no son fruto de cambios reales climáticos sino que son producto de los agentes externos mencionados que alteran la homogeneidad de la serie, como son el cambio de localización del observatorio, la urbanización del entorno, el cambio de observador meteorológico o la modificación del instrumental. Por ello es importante disponer de los metadatos del observatorio meteorológico para que el climatólogo con las herramientas de que dispone (métodos de homogeneización relativa y absoluta) haga correcciones, que normalmente son mensuales, pero también pueden ser diarias. Antes de haber hecho esta homogeneización es importante hacer una evaluación de calidad, eliminando los valores erróneos de la serie. La Organización Meteorológica Mundial, los investigadores y los diversos entes estatales y subestatales elaboran protocolos de calidad y crean métodos de homogeneización para que las series sean fiables y podamos determinar con exactitud la variación climática en un observatorio o una región y eliminar los sesgos mencionados anteriormente.