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Billete de vuelta

Feliz cumpleaños

Dicen que la amistad es un divino tesoro. No es del todo cierto: el mayor tesoro es tener un amigo rico. Pero no encuentren en esta aseveración una oda al capital; más bien al contrario: la riqueza no se mide por el número de ceros que siguen a la unidad en la cuenta corriente; ni siquiera por la millonada que engorda el balance económico de una empresa de crecimiento exponencial que, con base en Asturias, extiende sus tentáculos por los cinco continentes.

Ser acaudalado viene de caudal, que es agua que mana y corre; y que, por tanto, riega, regenera y fructifica. El caudal que se acumula en una acequia, se estanca y fiede; si se deja correr, si da de beber, si ayuda a calmar la sed, multiplica sus bienes. La generosidad es agua en torrentera.

Sabino García Vallina, presidente de TSK, que ayer cumplió 72 años y lo celebró con un grupo de amigos al que me precio pertenecer, es hombre magnánimo. Hay gente pudiente que se cree el último pozo de agua en el desierto. Sabino, general al mando de un ejército internacional de ingenieros, ha llenado desiertos de innumerables pozos, de plantas fotovoltaicas y de centrales de ciclo combinado.

Paul Getty, magnate americano de los combustibles fósiles, dijo una vez que la clave del éxito residía en levantarse pronto, trabajar hasta tarde y encontrar petróleo. Sabino cumplió durante décadas y a rajatabla dos de esos tres preceptos: el de madrugar y el del trabajo sin horario. Y si en Asturias hubiera bolsas de petróleo, ya habría llenado esta región de agujeros.

Sabino parece un mito, una efigie, pero se trata de un tipo normal, un paisano. Aunque si hubiera que apostar yo lo haría por él: es caballo ganador.

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