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Cuando llegue septiembre

Tomo prestado el titulo de una estupenda comedia de Hollywood protagonizada por Rock Hudson y una Gina Lollobrigida en el Everest físico, artístico y temperamental; una de aquellas comedias que pusieron de moda el made in Italy y que ha continuado hasta nuestros días con el boom de las «comedias toscanas» ya sea viajera norteamericana reencontrándose consigo misma en medio de una villa y de los viñedos toscanos o excéntricos británicos- a ser posible Maggie Smith- haciendo de las suyas por Florencia y alrededores. Bueno, como les iba diciendo, cuando llegue septiembre, que lo tenemos ahí, a la vuelta de la esquina, igual ya tenemos claro si repetimos elecciones generales porque al presidente en funciones, el señor Pedro Sánchez, así le salen mejor las cuentas. Y eso que Pablo Iglesias despues de ofrecerle su cabeza en bandeja, el muchacho se ha desvivido por encontrar alguna solución antes que volver a las urnas, como los más de 700.000 alumnos que volverán a primeros de septiembre a las aulas valencianas. «Volver, volver, volver, a tus brazos otra vez» que cantaba el monarca mejicano de las rancheras Vicente Fernández. O siguiendo con el verbo de retorno, como recordaba el tango, «siempre se vuelve al primer amor» que decía la letra de la canción escrita por la pareja Carlos Gardel y Alfredo Le Pera ; el tango, ese género que seducía al escritor Jorge Luis Borges y que según él había nacido en «las casas malas». Como el jazz, el tango tenía su carta de fundación en los bajos fondos para despues conquistar los salones de baile de Europa y América. Hoy el tango, más allá de la estampa tradicional y turística, sobrevive en medio de los vistosos concursos de bailes que gracias a la televisión han cobrado nuevas energías. Mi secuencia preferida de tango sigue siendo la de Marlon Brando y Maria Schneider en un decadente salón parisino fotografiado con lujo preciosista por Vittorio Storaro.

El mes de septiembre siempre tiene colores agridulces de regreso. Lo recuerdo, en mi infancia, con ansiedad y deseo y un miedo infantil a enfrentarme con lo desconocido que me esperaba a la vuelta del verano; nuevos compañeros de clase con los que acababas formando alianzas desconocidas. Si buceo un poco en ese tiempo y sus recuerdos apenas consigo rescatar algunos, las fotografías de carnet para el libro escolar en una de aquellas tiendas de fotografía que había en el centro de València y que prácticamente han desaparecido todas. El primer día de clase con la llegada de los profesores y profesoras a la clase. El bueno, el feo y el malo. El reencuentro con viejos compañeros€La escritora triestina Marisa Madieri en su ya clásico libro Verde agua (Minúscula) a propósito del tiempo y sus diferentes percepciones a lo largo de la vida escribe: «Se puebla de resonancias y recuerdos que poco a poco se recomponen en forma de mosaico, emergiendo en pequeños remolinos de un magma indistinto que, durante largos años, se ha ido acumulando en un fondo oscuro y desatendido». Los pequeños remolinos de mi tiempo cada vez se desdibujan más, filtrados por una memoria que va perdiendo piezas del mosaico, mientras otras, milagrosamente, me son devueltas en ese ir y venir caprichoso del combate del tiempo.

El mes de septiembre ha dejado en el apartado musical algunas buenas, yo diría que excelentes canciones asociadas a la estación. Entre ellas y entre mis preferidas figura September Song, una canción, que si no ando errado, estrenó en el padre de John Huston, el actor Walter Huston en un musical de Broadway allá por los años treinta del pasado siglo XX. Escrita por el músico alemán Kurt Weill- letra de Maxwell Anderson- durante su exilio y etapa artística norteamericana, ha contado con múltiples versiones- de Frank Sinatra a Brian Ferry, y de Jimmy Durante a Sara Vaughan-, y siempre que la escucho, me transmite esa sensación agridulce, empapada de melancolía, de un tiempo que se acaba y de otro que no acaba de nacer. Septiembre es un més para abrir agendas y diseñar proyectos que difícilmente se llevarán a cabo. Me imagino que el mes de septiembre, más allá de estas ensoñaciones temporales, será el momento para que la clase política ponga a punto su artillería. El inefable diputado de Ciudadanos, el señor Marcos de Quinto, despues de habernos obsequiados estas últimas semanas con su clases de hooliganismo parlamentario via Twitter, no sabemos qué nuevas novedades nos puede deparar el exdirectivo de la Coca Cola cuando llegue septiembre. Personajes como Marcos de Quinto encajan a la perfección con los nuevos tiempos trumpistas que corren, con una derecha extrema, eufórica y de verborrea sin complejos, que disfraza de liberalismo su ideología neofranquista.

Cuando llegue septiembre en el centro de Burjassot de la televisión autonómica-véase À Punt- pondrán toda la carne en el asador, o eso al menos es lo que se espera, despues de las tormentas, o mejor chuzos de punta que han caído este último verano. No lo tiene fácil, y echando mano del tópico dylaniano, los tiempos no es que estén cambiando, es que cambian que es una barbaridad que decía el personaje Don Hilarión de la zarzuela La verbena de la Paloma. Muchos, entre los que me encuentro, hemos dejado de mirar la televisión como hacíamos hace cinco o diez años por la opción de una televisión a la carta y entre una abrumadora oferta, hay que afinar la puntería del mando a distancia. A veces, con amigos he comentado «El Caso À Punt» y todos estamos de acuerdo que en general, su factura, por lo que respecta a los programas, es aceptable, dentro de esa escala que son las televisiones autonómicas. Basta mirar con lo que están haciendo desde Andalucía, Aragón, Extremadura o la misma TV3 que dirige Vicent Sanchis, que más allá del «mito TV3», cuenta con algunos programas bastante infumables, que solo se diferencian de otras cadenas, pongamos por caso Tele 5- por señalar uno de los extremos- por estar hechos en la lengua de Pompeu Fabra.

No sé si cuando llegue septiembre, como cantaba con toda su estridencia vocal Gelu, será un tiempo para vivir en plenitud amorosa, lo que sí que estoy seguro, como decía Margo Channing-Bette Davis en Eva al desnudo, que habrá que abrocharse el cinturón, que esta va ser una noche, perdón, un mes - y lo que te rodaré morena- pero que muy movidito.

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