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La segunda oportunidad

El escritor norteamericano Francis Scott Fitzgerald dijo que "en las vidas americanas no hay una segunda oportunidad" (creo que en un ensayo sobre la crisis). En la ficción y en el cine rigen otras reglas de compensación. En la política vemos que hay líderes que han gozado de esa difícil segunda oportunidad. Lo que vaya a ocurrir ahora con las propuestas de Unidas Podemos para formar un gobierno de coalición no parece bien encaminado y en su arranque, con el envío de cien hojas de materia programática y tres (o cuatro) posibilidades para entrar en el ejecutivo ha resultado un chasco.

Pablo Iglesias ha estado todo agosto reflexionando y mirando por el rabillo del ojo los movimientos que ha hecho Pedro Sánchez reuniéndose con los agentes y asociaciones cívicas (feministas, sindicatos, ecologistas€) para adjuntar sus propuestas en un documento que podría ser la base de un futuro programa de gobierno. Pero no ha querido esperar a que así lo hiciera (y quedan varias reuniones con algunos partidos imprescindibles por si quisiera volver a postularse como candidato) y ha lanzado la propuesta a sabiendas que rompía el juego y que reincidía en algo que les llevó a chocar en la pasada investidura fallida. Los políticos vuelven por do solían y se comprende que defiendan sus posturas, que más les convienen, o que tienen mejor venta ante sus futuros votantes.

Desde el sanedrín socialista le han dicho de inmediato que esa fórmula de gobierno de coalición «es inviable» y que hay que buscar otras. De sobra sabe que el actual presidente de Gobierno en funciones prefiere la vía portuguesa, de acuerdo sobre programa (en el que ya ha adelantado que tienen muchas coincidencias) y apoyo externo. Pero eso significa para él ceder en la tesis que ha esgrimido desde el segundo día después de las elecciones generales. Es su manera de transformar su fracaso, al perder la mitad de diputados, en un éxito al entrar en ese ejecutivo y poder decidir en aras importantes (Trabajo, Igualdad, transición ecológica, o según apunta en una de las variantes, la TVE). Hay quien ha señalado que no solamente parte de la propuesta que no cuajó en la pasada negociación, sino que la ha enriquecido y llenado de contenido(lo que le habían ofrecido según los podemitas carecía poder efectivo). .

Del lado socialista se esgrime la desconfianza, la diferencia en puntos esenciales de la política de Estado. Y con la que viene (la sentencia del Procès, el 11 de septiembre, el presidente autonómico de Cataluña lanzado ya a hacer campaña y pedir el referéndum y buscando el choque) más los peligros del Brexit y lo que no se dice, la coyuntura económica internacional, que se complica más todavía, no está el horno para bollos y para promesas generosas en las que abunda la carta de amor de Unidas Podemos que parece una ambiciosa carta a los Reyes Magos pero cuando la posibilidad de hacer realidad los objetivos va para largo .

Por todo ello van a pasar 30 días más de suspense y todo hace presagiar que nos encaminaremos a elecciones generales repetidas y que en noviembre iremos a las urnas, eso sí, con mala cara y algunos tendrán que ser arrastrados, porque la alegría, la esperanza, se han disipado y volver a movilizar a la gente (por encima de un 60 por ciento del personal) será harto difícil.

Así que la segunda oportunidad ha comenzado mal, y no sé si cada uno lo que busca es que el otro cargue con la ocasión histórica fallida y que la Historia los juzgue.

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