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El foro

El descontrol

Coincidían ayer en la portada de este diario dos noticias muy alejadas entre sí en la ubicación geográfica y en las magnitudes, pero íntimamente ligadas en la causa última. Por un lado, la dura sentencia del caso de los eres con condenas ejemplarizantes para los exdirigentes socialistas Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Por otro, la advertencia de la Intervención de la Diputación de València de que el 62 % de las facturas de la institución provincial escapa a su control.

En el primer caso, el fallo judicial eleva a casi 680 millones la cantidad irregularmente gastada pese a las advertencias de la Intervención de la Junta de Andalucía. En el segundo, la auditoría interna cifra en 24 millones el importe de los contratos sin concurso en 2018 y cuestiona el aumento de las subvenciones nominativas.

Al margen de las circunstancias tan diferentes, en el fondo ambos casos vuelven a poner sobre la mesa la arbitrariedad con que en demasiados casos se administran los fondos públicos. La práctica de los contratos fraccionados se ha convertido en uso y costumbre en nuestra Administración -en todas las escalas: estatal, autonómica y local-, pero hurtar los gastos a la supervisión de quien por ley tiene encomendada esa labor es un paso más que los jueces acaban de poner bajo la lupa.

La sentencia de la Audiencia de Sevilla debería servir de aviso para navegantes. Saltarse las normas que rigen la gestión de los recursos públicos ha salido hasta el momento muy barato en términos judiciales, siempre que no hubiese apropiación indebida, es decir, que nadie se hubiese llevado los bosillos llenos. Sin embargo, este lunes fueron castigados responsables políticos a quienes no se les ha apreciado un enriquecimiento ilícito pero que sí toleraron un sistema irregular para distribuir fondos de la Junta al margen de todos los procedimientos establecidos.

Quedar expuestos a responsabilidades penales aunque no se haya metido la mano en la caja para beneficio personal debería ser suficientemente disuasorio como para que todos los implicados empiecen a tomarse en serio los controles obligatorios.

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