El ministro que sabía escribir

Aculturación. La aculturación va de la Grecia ancestral, empapada de factores orientales, al vaivén de la influencia etrusca(vitalidad) y romana(imperio). Roma marca la culminación antigua de la modernidad multiplicada. Pericles, con los cánones de Fidias, puso los fundamentos de la democracia representativa que reposa en los demás, da voz a los silenciados y abre paso al progreso. Con la ejemplaridad que todavía no se asume en el concierto mundial. Aristóteles, Aristófanes, Esquilo, Sófocles, Sócrates, Platón perviven por la Acrópolis de Atenas, en la grandeza de Micenas y Olympia. Se expanden con el templo de Atenea en Delfos y trascienden con los oráculos hacia el más allá. En una intencionada aproximación a Zeus y Saturno. La sabiduría se transmite con la cultura. Por el arte. Con la sabiduría escrita y esculpida en piedra.

Prestancia de escritura. El nuevo Gobierno de Sánchez nos trae una buena noticia. La presencia de un ministro que sabe escribir: Manuel Castells. En época de bits y gigas, inmediateces y excesos, escribir es un lujo. No poner una palabra detrás de otra, sin concierto. Describir, explicar, clarificar y dar sentido original al orden de las ideas. En eso Manuel Castells es maestro de lo efímero. Luce en los periódicos y esclarece. Sin pretensión de sentar cátedra. De un tiempo a estos días los especialistas en selección de personal para cualquier puesto de responsabilidad, exigen a los candidatos que sepan escribir. No sobre lo trillado, sino desde la improvisación descriptiva. Que su capacidad de expresión les permita explicar lo que ven, una idea, un asunto de actualidad. Los resultados no siempre son positivos. No es fácil tropezar con un técnico o teórico que sabe escribir. Pocas palabras bastan para demostrar suficiencia literaria..

Equivalencia. El paso de Manuel Castells Oliván al ministerio de Universidades es equivalente a la designación de Jorge Semprún para el ministerio de Cultura. En el gobierno de Felipe González entre 1988 y 1991, sin militar en el PSOE. Un lujo. Dos pesos pesados del conocimiento y la intelectualidad: Semprún y Castells. Semprún, por miembro de la Resistencia francesa fue apresado y confinado en el campo nazi de Buchenwald. Llevaba siempre consigo el texto "Carta sobre el poder de la escritura" que le dedicó la escritora francesa, Claude-Edmonde Magny, sobre el compromiso y las exigencias de quien escribe para los demás. "Nadie puede escribir si no tiene el corazón puro€" La imprescindible libertad que le llevó a la desavenencia con el aparato del PSOE. Incompatible con las intemperancias de Alfonso Guerra. Semprún sucedió en Cultura a Luis Solana y precedió a Jordi Solé Tura. Se ha perdido la costumbre de situar intelectuales de primer orden para dirigir el cenital mundo de la cultura. El fundamento más sólido y permanente de la sociedad tiene la obligación de ser rentable. Ha de llegar a su público. Como conocimiento universal y en su vertiente de negocio. Las universidades son el templo de las ideas y del saber.

Mediterráneo. La civilización occidental tiene sus pilares en el Mediterráneo. El mar de los intercambios jalonado de ciudades-estado. Con distintas hegemonías que dieron lugar a la aculturación en un proceso que marcó el signo del Sacro Imperio Romano, la profundidad de Bizancio y actuó de bastión frente al poderío otomano. Sin esos antecedentes ni Trump tendría tupé. Así surgió una cultura cosmopolita donde se ven los aportes de diversas civilizaciones fortalecidas a lo largo y en medio del mar. Las ánforas y los presentes se intercambian. Se inventan las correspondencias diplomáticas y proliferan las princesas ofrecidas a reyes extranjeros en prenda de prometedoras relaciones internacionales. Tres cultivos definen el perímetro mediterráneo: olivo, vid y cereales. La alimentación, la bebida y la conservación.

Pluma ministerial. Es importante un ministro de Universidades que provenga del conocimiento. Que ejerza de convencido obrero de la escritura. Comprometido. Como lo fue Jorge Semprún en su día. Firme. "Lo único he traicionado ha sido a mí mismo". Y seguía: "porque mi vida no es como un río, sobre todo como un río siempre diferente, nunca el mismo€ hasta convertirse en otro, extraño, a fuerza de ser idéntico". Se requiere firmeza y cultura. Compromiso de servicio a los ciudadanos. Pero a todos. Sin distinción social o ideológica. La economía en si sitio. Lejos del tópico: tanto tienes, tanto vales. La confesionalidad en su sitio y los grupos de presión, disciplinados a trabajar por la sociedad con transparencia.