El veterano empresario de empresarios, José Vicente González, dice adiós y ahí os quedáis. Unos lo añorarán, otros descansarán y algunos, los indeseables de siempre, han conseguido lo que pretendían. Ha dejado la presidencia de Feria València. Con esta decisión, abandona el último de los cargos de representación empresarial desde la presidencia del Instituto Tecnológico de Óptica e Imagen(AIDO) y en Femeval, la cúspide de la federación patronal más relevante de la Comunitat Valenciana. En su paso por entidades de espíritu empresarial ha permanecido solo. Ser autosuficiente le ha perjudicado, ha mermado sus capacidades y le ha limitado la fuerza de quien trabaja confiado en que está en lo cierto, se crece en su seguridad y además, tiene razón

Femeval. Sobre los presidentes de Femeval pesa un siniestro maleficio. Rafael García Brún vio truncada su carrera por fatal enfermedad. José María Simó Nogués tuvo que dimitir en la presidencia de la Cámara de Comercio de València por cerco de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV). Acabó en la cúpula de Bancaja, entregado al proyecto financiero de mayor envergadura de la economía valenciana. Frustrado por sus sucesores Julio de Miguel y José Luís Olivas, hoy procesado. Salvador Fernández Calabuig, se estrelló en los remolinos de Caja de Ahorros de València. Ernesto Muñoz Solsona, se perdió en las espirales de la tornillería a la que se dedicaba su empresa, TUSA. Manuel Ponce Marco, refractario a la ambición, salió airoso. Federico Gómez- Lechón, de arranque impetuoso, decidió dejar claras sus posiciones. Ante la incomprensión de los Alfa-dominantes. Antonio Almerich, emprendedor que se plantó a AVE, quemó sus naves sin pena ni gloria. Big Brother, no perdona.

Historia necesaria. Tiempo atrás, siendo Rafael Ferrando presidente de CEV y de CIERVAL— portaviones empresarial valenciano-- me sugirió, dos veces, escribir una crónica-historia de las organizaciones patronales. Intentonas fallidas ambas. A partir de 1977, cuando Vicente Iborra creó CEV, empujó a castellonenses y alicantinos para que constituyeran sus provinciales, CEC y COEPA. Así se pudo poner en marcha el proyecto autonómico CIERVAL, con los resultados que se contemplan. Alicante y Castellón dinamitaron, desde dentro, la patronal autonómica en la que nunca creyeron. Vicente Iborra Martínez (1930-2004) fue el único líder carismático que ha tenido el movimiento empresarial valenciano. Matar al padre y enterrarlo profundo, pesa. Renegar de quienes le acompañaron y de su memoria, es delito ético que marca a la organización. Son errores que emborronan y tienden a reincidir. Alguien se encargó de evitar que las organizaciones empresariales autóctonas se enfrentaran a su realidad histórica. Sólo los fuertes soportan su verdad.

Sabe escribir. El ya expresidente de Feria València, sin relevo, se ha despedido en una excelente entrevista firmada por Jordi Cuenca en Levante-EMV, el domingo pasado. Me consta que José Vicente González forma parte del selecto grupo de los que saben escribir, además de gestionar. Ser capaz de expresar ideas ordenadas, al tiempo que coherentes, debería ser condición necesaria para un líder. Conocí a González en la Fundación Universidad-Empresa y me sorprendió, porque rompía moldes y estereotipos. Está entre los empresarios más inteligentes y capaces que han pasado por las entidades empresariales valencianas.

De AIDO a Feria. Seguí sus pasos en el consejo rector del Instituto Tecnológico de Óptica e Imagen, hasta que dimití al descubrir que AIDO también cabalgaba hacia una cueva de ladrones. Fue encomiable su apoyo y respaldo al instituto que había presidido. Fidelidad y seguimiento de la obra bien hecha. Colaboré con él en Femeval mientras presidió la federación metalúrgica, hasta que le sustituyó Vicente Lafuente, que prefirió encomendarse al mal. Durante años le he acompañado como miembro del Patronato en Feria València. Proyecto sin rumbo en el que dimití ocho meses antes de que José Vicente lo dejara, traicionado. Es un laberinto ferial en el que las partes implicadas pretenden desarrollar su ambición desde la incompetencia y sin arriesgar. Lejos de la experiencia y la realidad del mercado ferial valenciano. Que se descompone ante sus posibilidades malogradas. Cuyo relanzamiento es cada día más remoto.

Democracia y seriedad. La trayectoria de José Vicente González es compleja y audaz. Sólo se explica desde su voluntaria soledad. Firme, constante y amante de las causas difíciles. Desde mi experiencia en CEPYMEV, traté de transmitirle que convenía romper con el corsé provincial y democratizar las entidades empresariales—Cámaras y patronales-- potenciando la comarcalización. Que era prioritario dotar de protagonismo a los distintos sectores—pequeños y grandes-- para fortalecer la base de las organizaciones empresariales. De abajo hacia arriba. Fue leal a sus socios en CIERVAL, las provinciales de Alicante y Castellón, que le pagaron con la ignominia. En Feria la historia está por escribir. No es posible firmar un protocolo de entendimiento y solución del conflicto para no cumplirlo, sin que se resquebrajen las entretelas de la institución--¿pública o privada?—que merece respeto por parte de los protagonistas privados y públicos.