Siempre nos quedará Londres, el Londres de siempre. El de nuestra juventud y esperanza, el de la libertad y el civismo. El Londres que nos hizo descubrir el mundo, el que nos llevó de la mano a recorrerlo. El de Mary Quant y King’s Road, el de Hamstead y Highgate, el de Bloomsbury y el British Museum, el de Abbey Road, los Proms y el Albert Hall, el de Molina Foix y Juan Cruz, el de Vargas Llosa y Javier Marías, el de Juan Benet, el Londres que permanece más allá del Brexit. No podía imaginar que apenas unas horas antes del Brexit ante tantas firmas comprobara su pasión por Londres.

La fina ironía de los londinenses, su pudor para expresar las emociones, su prudencia al enjuiciar las pasiones. La lección de que en Londres convencer es menos importante que convivir. Sinagogas como Bevis Marks, mezquitas en Regent’s o Finsbury Park, o templos hinduistas, como el Mandir, el mayor fuera de la India, dan acogida a una multitud de fieles que en el caso de la población india se estima en 400.000 personas y en el de la musulmana llega hasta un millón. Allí las diferentes religiones son practicadas, las formas de vida mantenidas y las creencias enseñadas, en lo que supone un ejemplo de convivencia multicultural, que la película “East is east” pone de manifiesto.

En Londres, aún siendo los espacios privados pequeños y caros, los públicos son amplios y bien organizados lo que se corresponde con una escala más humana. Las innumerables plazas ajardinadas proporcionan una inigualable sensación de tranquilidad. Si los ríos configuran las ciudades, el Támesis, configura los lindes y la sociedad se revela próxima en los bancos públicos situados a cada una de las orillas, desde Richmond hasta Greenwich, donados por particulares, en memoria de padres, hijos, amantes o amigos, donde el cielo es una sorpresa que se divisa desde cualquier lugar merced a los edificios bajos de la ciudad. Quietud y cambio. Tranquilidad sin soledad.

El teatro en Londres supone una parte importante de lo que en esta ciudad se entiende por cultura, educación y disidencia, pudiendo hablar desde el Speaker’s corner sobre cualquier tema siempre que no se cometa blasfemia, difamación, traición o se infrinjan las leyes de una democracia vivida que incluso como Carta Magna no necesita estar escrita. Es la ciudad tolerante, multicultural y disidente, que se encuentra hoy sorprendida ante la decisión del Brexit. Do they know is Brexit time? ¿Saben ellos qué es el Brexit?

Cuando convivir es más importante que convencer, disentir ya es resistir. Toda una lección para quienes, por unos días, regresamos periódicamente a esta ciudad para repasar, con el poeta y escritor londinense, John Milton, el arte de convivir.