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La ventana

Efervescencia hipocondriaca

Lunes, 6 de julio, suena el fijo a las doce, hora del chupinazo: «Este jueves, a las 10,30 y en ayunas, en el quirófano de arritmias». Qué alegría, ¡Viva San Fermín!

Empieza la cuenta atrás: ¿Por qué esta alteración del ritmo cardiaco? Dado que uno vive inmerso en la actualidad casi desde que nació, fija la atención sobre lo que emerge en estas horas y siente convulsiones por el papelón de los medios y de la justicia en los registros alcanzados por el campechano mayor del reino habiendo sido la prensa y un fiscal foráneos los que han desvelado el fondo de armario al no mirar para otro lado. Como por ensalmo se abre la cuenta en Twitter de Netflix: «Novedades en palacio». Ofú. Y sigue: «Nos confirman que habrá sexta y última temporada de The Crown». Por no llevarnos a la boca, da la impresión de que no podremos ni degustar una serie borbonesca fetén y eso que, de arrancar como la británica en tiempos del padre de la reina, desde las andanzas de Alfonso XIII hasta repertorio zarzuelero habría para rato. Sin embargo con lo que se especula es con el retorno de Farmacia de guardia, que tampoco viene mal porque de un buen tratamiento en este terreno sí que precisamos.

La sala de operaciones aguarda. En vísperas me despierto a las cuatro de la madrugada, me pongo ante la tele y aún no sé lo que vi dado que en lo único que pienso es en aspirar a que, nada más alcanzar el hospital, me seden en el ascensor pero mi destino se encuentra en la planta baja. A pesar de que a mi lado Woody sea Tarzán de los monos, el tacto con la hilera de pacientes tras meses con las camillas en cuarentena logra que hasta yo entre en razón. Qué manera de funcionar sobreponiéndose a hachazos por mor de esa forma tan neoliberal ella de desviar el sentío del seguro hacia el interés más desinteresado. Quienes velan por la salud, con a- traer la décima parte de atención que la princesa alemana van que chutan. Nadie aspira a tener la vida de Corina. Y si fuera posible no regar la de sus heredederos, esas palpitaciones que nos ahorraríamos.

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