Según los criterios de AEMET, oficialmente en España no hay ninguna ola de calor. No obstante, en puntos de Andalucía y de las Vegas Bajas llevan días y días registrando temperaturas altísimas, y de hecho hasta resulta raro hablar recientemente de valores diurnos de menos de 40°C en ciertos observatorios. Desde el punto de vista climatológico, la persistencia de esas temperaturas tan elevadas sí que se podría considerar como tal, aunque en España un cierto porcentaje de observatorios tienen que superar los umbrales delimitados. Esto último está un poco cogido con pinzas, ya que en nuestro país tenemos una orografía muy compleja y los cambios de temperatura y de precipitación son muy drásticos en pocos kilómetros. Ahí tenemos los casos de olas de calor de carácter local o los temporales mediterráneo. Además no hay que olvidar que en los últimos años se está observando un incremento importante de la temperatura durante el verano, y que valores que antes eran más esporádicos tienden a volverse más habituales, lo que obligaría a revisar los umbrales de los avisos. Esto se está notando sobre todo en el interior y en el oeste. En cambio en el Mediterráneo no se nota tanto por el día, pero sí por la noche, que cada vez resulta más ahornagante. Podría plantearse crear un nuevo aviso de temperaturas nocturnas elevadas o tórridas, ya que tiene una importante influencia sobre el descanso nocturno. Eso sí, a pesar de esta nueva realidad climática, insisto en que hay que llevar cuidado con confundir entre calor de verano y ola de calor, ya que por desgracia el sensacionalismo de los termómetros callejeros sigue estando de moda.