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Pelillos a la mar

La derecha siempre ha dado mucha importancia a la familia. La política, claro, que a la personal de todo hay

Rita Barberá y María José Catalá, en agosto de 2011 Fernando Bustamante

El fichaje de Asunción Corbín Barberá, sobrina de la difunta Rita Barberá, por el equipo de la actual portavoz del PP en el Ayuntamiento de València, María José Catalá, viene a demostrar la importancia que nuestra derecha da a la familia. A la política, quiero decir, que a la personal de todo hay.

El enfado demostrado anteriormente por los deudos de la exalcaldesa cuando el PP intentó recuperar su figura, parece haber quedado atrás. Nada que el tiempo no cure en aras a una misión superior como es recuperar el poder. Pelillos a la mar. Aunque la iniciativa surja de una de las sepultureras, políticamente hablando, de la que fue todopoderoso referente del PP valenciano, y de quien le abrió la puerta para salir y que hoy preside el partido, es decir, Pablo Casado.

La derecha siempre ha demostrado en estos casos un pragmatismo digno de encomio. Véase, si no, el caso de Ciudadanos, entregado con armas y bagajes al PP para gobernar juntos aun a costa de traicionar todo su discurso contra la corrupción y sobre la regeneración. O el del Vox, sin ningún complejo para sostener a la «derechita cobarde» aunque haya incumplido todos los mandamientos divinos y terrenales que jamás debió haber quebrado.

Pero todo sea por el bien común y por expulsar del paraíso a esos peligrosos rojos que osan ganar elecciones y gobernar en el ejercicio de la voluntad popular. Porque además, a diferencia de lo que pasa con ellos, en esta otra familia los odios duran siempre hasta la muerte, e incluso más allá, si es que lo hubiera. Por eso la división se multiplica hasta el infinito y siempre resulta tan difícil optar entre el Frente Popular de Judea o el Frente Judaico Popular. (Con permiso de Monty Python).

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