La política española se ha visto sacudida en los últimos tiempos por una escalada de crispación que parece no tener límites. La pandemia ha rebajado las expectativas de una recuperación económica que, tímidamente, apuntaba con esperanza hacia la creación de empleo. Mientras este venía, se daba un empuje a las políticas sociales orientadas a la protección de las personas más vulnerables. El ruido político que llegó para quedarse con la caída del último gobierno de Mariano Rajoy se hace insoportable ahora con las piruetas de pactos que hace obligado el Gobierno de coalición. La lucha es en dos frentes: lidiar con la gestión de una pandemia sanitaria que hunde la economía y no acabar con las esperanzas de una recuperación del mercado de trabajo.

El empleo sigue siendo el gran activo para la inclusión de las clases populares. Las políticas de protección mediante subsidios al desempleo son insuficientes para cubrir sus necesidades, cercenan expectativas vitales y abocan a la mayoría a un callejón sin salida. Esto, agravado por la crisis sanitaria, genera nuevas patologías sociales, como el desánimo de quienes trabajan y emprenden, así como el hundimiento de las clases medias y el aumento de economías de supervivencia.

El resultado de las elecciones madrileñas ha sido un momento clave en la escalada del ruido, de inimaginables consecuencias para el desarrollo de políticas que miren por la recuperación económica y el empleo. El apabullante triunfo de Díaz Ayuso, sin apenas programa definido en materia de empleo, nos hace pensar que ha sabido decirle a la gente lo que quería oír y conectar con fibras emocionales a las que otros candidatos más sensatos y pausados no han podido llegar. Esto es una clara señal del nivel de cansancio de la ciudadanía y de la falta de esperanza. Pensar en el futuro exige razonar, pero la estridencia que generan las políticas trumpistas, los empecinamientos, las líneas rojas y las contradicciones del gobierno ahogan la voz de la razón.

La gran victoria del PP, ¿supondrá un giro en la política ultraliberal que se orientará hacia una exitosa creación de empleo? Me parece que no, pero la presidenta siempre podrá echar la culpa al sanchismo. En el parlamento español, el gobierno y sus múltiples adláteres ¿centrarán sus esfuerzos en diseñar una política que aproveche los apoyos europeos para lanzar la economía hacia el pleno empleo? Lo dudo, nos espera un calvario de reproches, insultos y palos en las ruedas. Ojalá me equivoque, pero la perplejidad y el cabreo de la gente trabajadora irá ‘in crescendo’ y creará un exitoso campo de cultivo para el ascenso de posturas más ultraliberales y ultraderechistas.

Creo necesario revertir este panorama, apostar por políticas diferentes que pongan en el centro a las personas y sus necesidades reales. Además de desarrollar políticas activas de empleo, se debe reforzar la ética empresarial, apoyar a empresas cuyo mayor beneficio vaya ligado a la creación de trabajos de calidad, sin olvidar también promocionar la economía social al colaborar con las entidades sin ánimo de lucro que, como la Fundación Novaterra, llevan muchos años en la compleja e inacabada tarea de la inclusión social.