En estos momentos de cambio acelerado y de transformaciones sociales profundas, caracterizados por la complejidad y la incertidumbre crecientes, es tan necesario como oportuno preguntarnos por el papel de la sociología. La sociología, sin duda, es una ciencia cada vez más relevante para interpretar la realidad social y para intervenir en ella como ciudadanos activos. Por ello, también es una exigencia reclamar su presencia en el tablero educativo. ¿Cómo es posible que la sociología permanezca ausente en la Enseñanza Secundaria?

La enseñanza de la sociología estuvo integrada en el sistema educativo valenciano hasta el curso 2015/2016, en el que se eliminó como asignatura del itinerario de Ciencias Sociales. En España, sólo permanece actualmente en Cataluña, donde mantiene una discreta presencia como optativa en secundaria, combinada con un interesante tratamiento transversal a través de proyectos que la introducen y le dan un carácter aplicado para abordar problemáticas sociales. La recién aprobada Lomloe abre un escenario de oportunidades para que la sociología pueda ser impartida porque reserva que un 40 % de los contenidos pueda ser decidido por las instituciones autonómicas y un 10 % por el centro educativo. Son muchos los motivos que justifican el regreso de la sociología a las aulas de la educación no universitaria. Aquí expondremos, sin agotar el inventario, cinco razones: 

1. Uno de los más importantes pensadores del siglo XX, Raymond Aron, sostenía que la sociología contribuía al conocimiento de las sociedades al actuar como conciencia de las mismas. Necesitamos conocer las sociedades que configuran nuestro mundo para intervenir en su (re)construcción. Así pues, la sociología es una ciencia que, además de explicar la realidad social, se implica en ella. 

2. El proceso de adquirir conocimiento de la sociedad y de participar en ella puede llevarse a cabo de manera efectiva mediante la educación. Comprender la sociedad requiere un cierto dominio de los diferentes lenguajes que explican su configuración y funcionamiento, así como de los métodos que se utilizan, lo que implica un proceso de enseñanza-aprendizaje específico de la sociología.

3. La filósofa Hannah Arendt resaltó que a través de la educación de las generaciones más jóvenes renovamos nuestro mundo. A este respecto, hay que fomentar una conciencia cívica, sobre todo, entre los jóvenes, que conoce el potencial y los límites de la acción humana y con ello, combatir la actitud de desapego en relación con el compromiso que ha de tener la ciudadanía con la sociedad en la que vive. Por ello, sorprende la eliminación de la sociología en la enseñanza media. 

4. En las actuales sociedades de conocimiento, la sociología constituye una ciencia imprescindible para tomar decisiones fundamentadas sobre los aspectos más variados de nuestra vida social, muchos de ellos dirimidos en debates públicos. Cuestiones como las relaciones de género, las asimetrías sociales, la sostenibilidad medioambiental, las relaciones interculturales, etc., son prioritarias en la agenda local y global de nuestro mundo en cuya redacción están participando sociólogas y sociólogos. También es imprescindible en el funcionamiento cotidiano de organizaciones e instituciones que proporcionan servicios a la ciudadanía. En este sentido, una sociedad educada sociológicamente puede comprender mejor las medidas orientadas a la construcción y defensa de sociedades más igualitarias, sostenibles e integradoras.

5. Educación y sociedad son una de las llaves de la convivencia democrática; asimismo, son una de las llaves para la mejora de su calidad. Aprender es aprender a pensar ‘en’ y ‘con’ sociedad; esto es, asumir la coexistencia de grupos con intereses no siempre compartidos en los distintos ámbitos de la realidad social que han de concertar soluciones a sus demandas, así como aceptar la importancia de instituciones eficientes, inclusivas y responsables. 

Por eso, desde que se eliminó la asignatura en los planes de estudio, el Departament de Sociologia i Antropologia Social de la Universitat de València –contando con el apoyo de la Federación Española de Sociología (FES) y de la Associació Valenciana de Sociologia (AVS)– está comprometido a revertir esta anomalía. Lo está haciendo con iniciativas de formación del profesorado y de sensibilización a orientadoras y orientadores de secundaria, con concursos estudiantiles de carácter social, con programas para que el futuro estudiantado pueda conocer mejor la Facultad de Ciencias Sociales, y reclamando el retorno de lo que jamás debió ser expulsado del sistema educativo: la mirada sociológica. 

La necesidad de recuperar la sociología en las aulas es una cuestión no solo de que los ciudadanos comprendan mejor las sociedades en las que viven sino asimismo de salud democrática: responde a la exigencia de participar en la renovación de un mundo común, a cuyo cuidado y mejora todos podamos cooperar. Con estas líneas queremos abrir un debate público para recuperar su presencia en la enseñanza no universitaria esperando que las distintas instancias educativas sean sensibles a ello.