Los valores en política son tremendamente importantes, los valores marcan la actitud, el pensamiento, los hechos de las personas y sobre todo marcan la valía de los políticos. Un político sin valores es como una marioneta a la que dirigen desde los hilos escondidos, no sirve para los ciudadanos. En el inicio del discurso del President Puig en el debate más importante del año, aludía a la necesidad de que los representantes de los ciudadanos presentes en la cámara apostaran por la «unidad, la responsabilidad y el acuerdo», estos tres valores se convertían en ejes prioritarios del discurso del President.

La unidad para salir todos juntos de la peor pesadilla nunca sufrida en la democracia, una pandemia que se ha llevado a más de 7.800 personas, valencianos y valencianas a los que les debemos recuerdo y respeto.

Responsabilidad para demostrar que diputados y diputadas son capaces de actuar en el interés general de los ciudadanos y no en los intereses partidistas y cortoplacistas.

Acuerdo para saber presentar a los ciudadanos propuestas que solucionen los graves problemas derivados de una crisis de la magnitud de la pandemia.

Este discurso además venía lleno de propuestas, alrededor de 50, concretadas en inversiones, acciones y actuaciones a lo largo y ancho de nuestra comunidad, una importante apuesta digna de un buen Presidente.

Sin embargo, para la derecha, no es tiempo de valores, no es tiempo de unidad, ni de responsabilidad, ni de acuerdos. Lo visto en las Cortes nos indica que el principal partido de la oposición, el PP, y su nueva portavoz la Señora Catalá apuestan por todo lo contrario, por la política corta, por el rédito en los eslóganes, por la falta de propuestas, por la política mediática inmediata y por la altanería de aquellos que se creen que nunca han roto un plato o que no han gobernado nunca, cosa que deberían hacérselo mirar ya que no es así. Tenemos muchos ejemplos y propongo tres de ellos.

Es sorprendente cuando acusan al Consell de proponer inversiones y acciones con los fondos Next Generation para la reconstrucción, y no es de extrañar, ya que el Consell del PP del que formaba parte la síndica del PP devolvía los fondos europeos por incapacidad para gastarlos en proyectos de futuro para nuestro pueblo, y muchas veces cuando los gastaba era en cosas que no tocaban y al final la Comisión Europea acababa multando a la Generalitat Valenciana con cantidades astronómicas. Unos marrones que hoy en día aún estamos solucionando desde el Consell del President Puig.

O es muy pero que muy sorprendente que se acuse al Consell de rechazar la propuesta de volver a celebrar la Copa América de vela en València por motivos ideológicos cuando la realidad es que los valencianos aún estamos pagando las deudas, el despilfarro y la mala gestión de la época del PP en el Consell respecto de este evento. Esto demuestra que la derecha valenciana sería capaz de volver a tropezar dos veces en el mismo despilfarro y mala gestión, cosa que supone un verdadero peligro para los valencianos decentes y responsables.

En materia social la credibilidad del PP valenciano es nula, nada, un partido que fio toda su acción social a la privatización de los servicios sociales públicos a empresas dirigidas por sus propios compañeros de partido y que les suponían unos suculentos ingresos, un partido que no tuvo ni la más mínima sensibilidad con los enfermos afectados por la Hepatitis C dejando que el que no pudiera pagarse el carísimo tratamiento pusiera su propia vida en riesgo, ese partido no puede dar lecciones de humanidad porque nunca la ha tenido .

En definitiva, en política como en la vida, los valores importan, a pesar de que hay partidos que intentan evitarlos, despreciarlos, y otros que intentamos que sirvan de guía de comportamiento y de acción en la sociedad. El valor de la credibilidad es fundamental al igual que el de la unidad, la responsabilidad y el acuerdo.