Rocío, Dolores, Alicia. Así se titulan los tres primeros capítulos de «Dolores. La verdad sobre el caso de Rocío Wanninkhof» que acaba de estrenarse en HBO Max. Antes incluso de la cabecera y los rótulos oímos la voz de Dolores Vázquez. Pasó 17 meses en la cárcel tras ser condenada injustamente por el asesinato de Rocío. «Hace 20 años lo perdí todo. Nunca he vuelto a ser la misma y nunca lo seré. Pero ha llegado la hora de contar mi historia», entrelazada con los testimonios de abogados, forenses y periodistas, entre ellos Toñi Moreno, una de las productoras ejecutivas de la docuserie de Unicorn.

En el primer episodio recuerdan a aquella chica de 19 años, su madre Alicia Hornos y la de su novio, Charo Trujillo. Con técnicas de docudrama se recrea lo que sucedió la noche de la desaparición. En aquellos primeros días de búsqueda aparece el padre de los hijos de Alicia, su primer novio, pero no su gran amor. Más tarde sabremos que este no fue otro que Dolores, Loli.

La Guardia Civil encargada de la investigación no ha querido participar en el documental. Difícil tenían explicar su actuación. Primero, «interrogando» al novio de la chica de tal manera que llegó incluso a decirle a su madre que iba a confesar para que le dejaran en paz. Tras encontrar el cadáver, les cuadró más otro «crimen pasional» teñido de homofobia, exactamente de «lesbofobia liberal» con el retintín de «amigas íntimas», según explica Beatriz Gimeno, escritora y activista LGTBI.

Dolores es detenida y acaba en la cárcel. Nos lo cuenta ella misma en primer plano en el segundo capítulo. El tercero se centra en el juicio con jurado popular. Dos de sus miembros reconocen que no deberían haber sido considerados aptos porque creían de antemano que Dolores era culpable. Pero el abogado de la acusada no podía recusar a todos. La Guardia Civil lo tenía claro: «Va a ser un juicio popular. De ahí no te salva ni Dios». Sin pruebas, solo con indicios, el objetivo era ahondar en la relación sentimental buscando el móvil, los celos, el morbo.

Alicia Hornos sigue creyendo que su antigua pareja mató a su hija. «La odiaba, la sigo odiando a muerte. La persona que mata una vez, mata dos veces». Y suena el off de una noticia sobre la desaparición de Sonia Carabantes. El esclarecimiento de la muerte de esta otra chica llevó a la verdad. Al asesino de Rocío le apodaban el estrangulador de Holloway en el Reino Unido y fumaba cigarrillos Royal Crown. ¡Qué lejos estábamos entonces de lo que veíamos en C.S.I.!