Toca hablar del final de «La casa de papel», que colocó a la producción de ficción televisiva española en el mercado global al seducir a Netflix. Con cifras de visionado mareantes - 202 millones de horas reproducidas de la primera parte de la última temporada durante la semana de estreno- ha sido número uno mundial entre las series de habla no inglesa en la plataforma. Los atracadores de los monos rojos con nombres de ciudad se colaron en nuestras casas, incluida la de Madonna, a la que sabemos que le encanta «Money Heist» por boca de Úrsula Corberó, Tokio, su personaje favorito.

El vídeo de los seis minutos de la actriz en «The Tonight Show» contando su encuentro con la reina del pop en un avión está circulando por doquier porque da gusto verla y oírla. Tan guapa, tan graciosa y con un inglés envidiable. Con un fascinaste catálogo de expresión corporal y muecas que ni Jim Carrey en sus mejores tiempo nos deja subyugados, como se quedó Jimmy Fallon. La catalana se sentaba en el clásico late show de la NBC después de Nicole Kidman, en una butaca en la que pocos compatriotas han dejado caer sus posaderas. «Like a virgin» fue el primer disco que compré y he de decir que el cruce de miradas con la cantante me llegó más que el final de la serie, en el que todavía no he entrado porque tampoco hay mucho que comentar. Un cierre hollywoodiense por increíble y por feliz, sin una gota de sangre ni disparos después del festival de metralletas y granadas en la que la habían convertido. Si alguien aún no ha visto los cinco capítulos, aviso de que Tokio no está muerta del todo, aunque se la echa de menos, como antes añoramos a Nairobi (Alba Flores). Otros como la pareja formada por Denver (Jaime Lorente) y Estocolmo (Esther Acebo) acaparan escenas derrochando excesos emocionales en ropa interior sin calado ni sentido.

El fondo de algunos de los personajes tras las caretas era la argamasa que convirtió a la ficción en algo más que la historia de un atraco, tantas veces contada. La mezcla perdió consistencia conforme ganaba en acción violenta y conocíamos más y más a un Berlín (Pedro Alonso) del pasado. Lo que parecía una digresión en flashbacks encaja en la resolución del conflicto dramático. Por fin sabemos qué pintaba el hijo del hermano de Sergio, El Profesor (Álvaro Morte). Y sobre todo, comprendemos al anunciarse que Berlín tendrá su propia serie en 2023. Las expectativas de negocio no dejarán que olvidemos a la familia de ladrones.