Las trabajadoras del sector de la limpieza desarrollamos nuestro trabajo en todos los espacios públicos y privados: hospitales, centros de salud, colegios, institutos, consellerias, delegaciones de Hacienda, universidades, juzgados, bancos, dependencias municipales, centros comerciales, oficinas, escaleras, patios, industrias, etc. En definitiva, en todos los espacios donde hay gente viviendo o trabajando. En València y provincia, este sector ocupa a alrededor de 28.000 personas.

En la gran mayoría de espacios se opta por externalizar este servicio en manos de empresas que se dedican a ello, por tanto, a los trabajadores y a las trabajadoras se les aplica el convenio del sector de limpieza y no el de la empresa donde se prestan los servicios.

Somos un sector ocupado fundamentalmente por mujeres. Mujeres que viven de su trabajo y de su salario. Hay una gran cantidad de jornadas parciales y no siempre la realizas en un solo lugar, sino que tienes que ir de un sitio a otro sin que, en muchos casos, se pague ese traslado como tiempo de trabajo. Además, por ser un trabajo de un gran esfuerzo físico sufrimos problemas de salud y trastornos musculoesqueléticos.

Durante la pandemia se ha demostrado a la sociedad que somos un sector imprescindible. ¿Qué hubiera sido de la lucha contra el coronavirus sin limpiadoras? Parte de los aplausos de las ocho de la tarde al personal sanitario los tomábamos como nuestros, pues pensábamos que también se nos estaba reconociendo nuestra entrega y profesionalidad al estar en primera línea. Teníamos miedo a contagiarnos y a contagiar a nuestras familias, pero también teníamos claro que nuestro trabajo era imprescindible. Aún así, nos dolía cuando no se nos nombraba en los medios de comunicación ni en las comparecencias de nuestras administraciones. Cuando se nos excluía en el reconocimiento de la enfermedad profesional, de las PCR, de la prioridad en la vacunación.

Cuando la Generalitat decidió gratificar al personal sanitario no se tuvo en cuenta que en sus hospitales y centros de salud había trabajadoras de limpieza, pero como eran de empresas privadas no se les podía gratificar. Limpiadoras expuestas a los mismos riesgos que el resto de personal, pero con condiciones laborales y económicas que nada tenían que ver. Ni siquiera limpiar un hospital en Valencia, Alicante o Castellón vale lo mismo, ya que contamos con tres convenios distintos.

Ahora que nos toca negociar nuestro convenio, le planteamos a las patronales que hay que dignificar el sector. ¿Por qué al trabajo de limpieza se le da tan poco valor si tenemos claro que sin él nada funcionaría? ¿Quizá sea porque tradicionalmente lo hemos realizado las mujeres? ¿Nos hemos parado a pensar que hay muchas personas que cobran y cotizan más con el subsidio que trabajando en el sector?

Mientras las empresas vayan a los concursos públicos y a los contratos privados a bajar los precios para ser las adjudicatarias, este sector no saldrá de la pobreza. Otra cosa será si somos capaces de concienciarnos de nuestra fuerza y paralizar nuestro trabajo, para así, de una vez por todas, poner el sector al nivel que por justicia le corresponde.