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Altable Vicario

Violencia simbólica y real. Otro humor es posible

Mientras siguen las guerras - la guerra de Ucrania ahora- y los desplazamientos de miles, millones de mujeres y niños, muchas organizaciones se unen para prestar ayuda humanitaria, y algunas otras para aprovecharse de las situaciones de desamparo y necesidad de mujeres jóvenes fundamentalmente, para ofrecerles y asegurarles un trabajo en el país de acogida. Cuando llegan al país de acogida, confiadas, pero engañadas, este «trabajo» es la prostitución.

Mientras sigue esta guerra, Valencia celebra sus fallas y suelta pólvora festiva, pero esta vez el olor a pólvora no se mezcla con el de la flor de azahar. Llueve y llueve machismo en algunas fallas, soltando un humor ancestral, primitivo, patriarcal, sin gracia alguna para las mujeres. Es el caso de la falla «L´escorredor de Burriana», en la que se ve a un troglodita envistiendo a una mujer desnuda que tiene amarrada a cuatro patas, como si fuera una bestia, para que no se escape, toda una simbolización de una gran violencia sexual, que alaba además con el escrito «Que be viu Batista el primitiu». Y no, no se trata de humor. ¿Quién puede reírse de ello? Lo que fue fiesta y humor para la manada de los Sanfermines, fue una violación real, una gran agresión en manada soltada en la gran falla de las redes. Esta falla de Burriana refleja una triste realidad que está en la mente y el deseo de muchos varones y en la realidad cotidiana de las agresiones sexuales y de la gran violencia sobre el cuerpo de las mujeres, que como docentes podemos observar también en las adolescentes y jóvenes de nuestros institutos.

Esta falla que denunciamos las feministas valencianas es también un atentado al humor sano y la sátira valenciana, tan buena para la salud. Y es un atentado porque la risa del troglodita se levanta sobre la humillación de una mujer. Y esto es de un gran machismo. Nos recuerda también al humor adolescente de algunos alumnos que se ríen en manada de otros cuyo comportamiento no concuerda con la masculinidad dominante patriarcal del grupo, ni con sus ideas, humor o sentimientos. Es lo que se llama bulling. Además, los símbolos tienen una gran importancia porque influyen en la realidad, y si la realidad hay que cambiarla también han de cambiar los símbolos y las representaciones humorísticas. Tenemos una ley de igualdad que no se refleja en esta y en algunas de las fallas, al igual que no se refleja tampoco en toda la ciudadanía.

Otro acto vandálico y machista es el que se ha cometido en la falla de la calle Lepanto sobre la figura de una mujer desnuda que muestra su cuerpo y sus genitales, pensando en sí misma. La artista Ana Ruiz declara que su reciente maternidad y su falta de tiempo para ella le hizo pensar y realizar esta imagen de mujer en reposo, mirando a su interior. El acto machista aplastó la vagina, una vagina que debiera ser un símbolo y una realidad sagrada, pues por ahí venimos al mundo todos los seres humanos. En la falla también aparece la figura de un hombre desnudo en reposo. A él le han dejado en paz, ¿por qué no a la mujer? Este acto es todo un símbolo de lo que ocurre en la mente de algunos varones machos. Parece que el cuerpo desnudo de una mujer está para hacer algo con él, como si fuera una cosa; reírse, ultrajarle, maltratarle o cualquier otra cosa que se les ocurra. Y estas «ocurrencias» tienen un alto significado simbólico porque ocurren también en la realidad. Es como si dijeran: tu cuerpo me pertenece y tu vagina es mía, por eso hago lo que desee con ella. Y esta es la mayor cosificación del cuerpo de la mujer, cosificación extrema que llega cuando la violación ocurre con premeditación, drogando a la mujer para anular su voluntad y no tener ninguna resistencia, como una muñeca, pero de carne y hueso.

Todo esto nos indica que esta sociedad y estos varones están faltos de una verdadera educación sexual en igualdad y libertad, sin dominio, control o sumisión. Una coeducación afectiva y sexual que respete el deseo, ritmo y emociones de la otra persona, su SÍ o su NO, en igualdad y libertad, que en esto consiste el verdadero placer.

Las mujeres deseamos que todas las comisiones falleras impongan una ética de respeto hacia el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, vigilando y no consintiendo el humor sexista de algunas fallas, que han de cumplir con la Ley de Igualdad, porque su humor también educa, en un sentido o en otro.

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