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Maite Mercado

Alta Definición

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Distancias de seguridad

La reina Letizia da la bienvenida a Jill Biden. EFE

Quién hubiera dicho que la OTAN iba colocar a las Meninas en los noticiarios de medio mundo. La elección del arte que guarda el Museo del Prado como marca España ha sido una gran idea que ha dejado fotografías que se recordarán en este mundo saturado de estímulos visuales. Más comentadas en las tertulias de las terrazas han sido las imágenes en acción de Joe Biden, conocido como «el sobón». No hacía falta la intervención en los programas de expertas en comunicación no verbal para concluir que su proximidad a ciertas personas sobrepasa los límites de la cortesía.

Si no fuera el presidente de Estados Unidos, la reina Letizia no habría reprimido el movimiento separándose del invasor que se adueña sin permiso de tu espacio vital. Usar los brazos a modo de barrera e incluso propinar un ligero empujón para forzar el medio metro de separación es otro recurso defensivo que en el caso de la reina podría haber enviado al atrevido a otra dimensión.

Begoña Gómez se vio en la misma situación aguantando el brazo del octogenario en su cintura. Recordaban los tertulianos que es esta una costumbre que se le ha reprochado al político en su país. Llegó a pedir disculpas por su propensión a sobar a las mujeres que se le ponen a mano. Prometió que dejaría de hacerlo, pero su pulsión parece irreprimible. Dicen que le apuntan los pasos que debe dar en los actos porque se le olvidan. Sin embargo, el toqueteo no se le pasa.

Tampoco exageremos, comentan los que creen que las distancias mínimas son efecto del #MeToo, pero siempre ha sido desagradable sentir el aliento de un desconocido en la cara cuando no procede. Rosa Villacastín apuntaba a que el estadounidense quizá no oiga muy bien, de ahí los acercamientos, aunque habría que examinar las cámaras de seguridad para comprobar si también se echaba encima de Boris Johnson, por ejemplo, o solo le sucede cuando conversa con bellas damas.

Hablando de belleza, con tanto photo call el que más ha brillado es nuestro presidente. Su felicidad por el buen rollo con los Biden y el éxito en la organización de la cumbre se refleja en su mirada y su sonrisa, propias de un serio candidato a protagonizar un remake de Superman. La susodicha periodista de sociedad no se ha cortado en su especializado análisis sobre Pedro Sánchez: «Está muy bueno». Lo dice como descripción objetiva mientras pasaban en bucle las imágenes junto a Justin Trudeau. «Menuda planta tienen», opinaba, cuando pocos se atreven a hablar en esos términos de la mujer del presidente. ¿Era esto la igualdad?

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