En 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de septiembre como Día Internacional de la Paz, y en 2001 decidió designar este día como jornada de no violencia y alto el fuego, dedicado a conmemorar los ideales de Paz de cada pueblo, a través de la consecución de veinticuatro horas de no violencia y alto el fuego.

En 2015 sus Estados miembros aprobaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), al considerar que no es posible hacer de éste un mundo pacífico si no se toman las medidas pertinentes para lograr el desarrollo social y económico de todas las personas del mundo y garantizar la protección de sus derechos. Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles abarcan una amplia variedad de materias, entre las que se incluyen: pobreza, hambre, salud, educación, cambio climático, igualdad de género, agua, saneamiento, electricidad, medio ambiente y justicia social.

A la Paz se refiere el ODS 16, que, bajo el título «Paz, justicia e instituciones sólidas», realiza un llamamiento a las sociedades pacíficas e inclusivas para que fomenten un desarrollo sostenible, con el fin de conseguir que la justicia y la igualdad estén al alcance de todos.

En el presente año 2022 cobra especial relevancia la celebración del Día Internacional de la Paz porque, desde el 24 de febrero con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, todos nos sentimos amenazados, y estamos muy preocupados por lograr la Paz en la nación ucraniana, ya que diariamente estamos viendo escenas terribles de destrucción de vidas humanas, contemplando en directo cómo se arrasan ciudades enteras, con la consiguiente ola de desplazados y de refugiados. Y es que, algunas imágenes de la guerra nos han vuelto a revolver la conciencia.

Pero la Paz no se consigue únicamente a través de la no violencia o alto al fuego, sino también poniendo en práctica otros Objetivos de Desarrollo Sostenible y, entre ellos, quiero destacar dos, que hacen referencia al ámbito escolar y a la naturaleza, y que por su gran importancia tienen un Día específico dedicado a su conmemoración.

Actualmente son muchos los conflictos que se están suscitando en el mundo, pero también es mucho mayor la cantidad de información que tenemos sobre los mismos, y que llega a los niños y a los jóvenes que están siendo bombardeados constantemente con textos e imágenes que los exponen a una realidad cada vez más violenta. Y, por si fuera poco, comportamientos como el bullyng en las escuelas, el ciberacoso y el escarnio digital, están generando personas inseguras, con muy baja autoestima y, en casos extremos, niños que recurren al suicidio por no tener las herramientas psicoafectivas adecuadas para afrontar esas situaciones. Para hacer frente a esas conductas, la Paz en el ámbito escolar debe sembrar valores en el alumnado, tales como el respeto, la justicia, la libertad, la equidad, la igualdad, la tolerancia, la lealtad, la honestidad y la responsabilidad, con el objetivo de crear hombres y mujeres que prefieran hablar en vez de golpear, conciliar en vez de gritar y unirse en vez de competir fieramente unos contra otros.

De la misma manera, debemos esforzarnos por hacer las paces con la naturaleza. Las negativas consecuencias del cambio climático no se han detenido. Se necesita una economía mundial sostenible que genere empleo, reduzca las emisiones y aumente la resiliencia a los impactos climáticos.

La búsqueda y el trabajo constante en favor de la Paz no permite la neutralidad, porque, como proclamó Desmond Tutu, arzobispo anglicano y premio Nobel de la Paz en 1984, fallecido el pasado año: «si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor».

Por ello, desde Fundación por la Justicia, haciendo honor a nuestro lema: «Queremos la Paz, trabajamos por la Justicia», nos posicionamos de forma inequívoca en favor de la Paz en todas sus facetas (escolar, climática, no violencia y ausencia de guerra) y manifestamos nuestra solidaridad con los más débiles, vulnerables y oprimidos que defienden su derecho a vivir pacíficamente como ciudadanos de una nación libre, reconocida por la comunidad internacional. También desde València, la Fundación Juntos por la Vida, que preside Clara Arnal, patrono de la Fundación por la Justicia, ha puesto en marcha la asistencia a familias ucranianas que han sido trasladadas desde Polonia para residir con familias valencianas que les han ofrecido su apoyo y acogida.

Quiero finalizar con unas palabras del cantante-compositor estadounidense Jimmy Hendrix: «cuando el poder del amor sea más grande que el amor al poder, el mundo conocerá la Paz». Puede considerarse algo utópico, pero en este tiempo que nos toca vivir, en que la Paz está tan amenazada en tantos frentes y en tantos países, es necesario concebir alguna esperanza y aferrarse a la utopía.