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Maite Mercado

50 segundos

Pedro Sánchez y Felipe VI, en el desfile de la Fiesta Nacional. EFE

Bien es sabido que el tiempo es relativo y en menos de un minuto puede cambiar todo a nuestro alrededor y, aunque no se conocen efectos directos, los 50 segundos de espera a los que sometió Pedro Sánchez a Sus Majestades los Reyes el Día de la Fiesta Nacional pasarán a la historia de las infamias de este presidente, según la siempre crítica mirada del principal partido de la oposición y afines.

La picaresca para reducir el tiempo de exposición a los clásicos abucheos a cualquier jefe del Ejecutivo socialista fue también lo más destacado por la mayor parte de la prensa española, lo que no hace sino demostrar que la celebración de la Hispanidad necesita una vuelta. Ni siquiera las más de treinta sillas de jueces vacías empañaron las airadas reacciones por el retraso de Sánchez y el realce a los pitos e insultos de unos pocos.

Naturalmente, el derecho al abucheo es tan sagrado como el de los aplausos, los que recibe siempre la Legión en el desfile militar. De ahí que el Gran Wyoming aconsejara a Sánchez para una próxima vez disfrazarse de legionario: «La cabra es opcional, pero la camisa marcando pezonazo es obligatoria». Sin participar en un programa humorístico, los de Vox se vengaron de la afrenta al día siguiente llegando tarde al Congreso en una estudiada estrategia para interrumpir al presidente.

El 12 de octubre dejó también la casualidad – o no – de que en una de las jornadas con mayor presencia de la jefatura del Estado apareciera en el prime time Bárbara Rey vestida de los pies a la cabeza de fucsia. Después de mucho tiempo la actriz y presentadora volvía a TVE unas semanas después de que media España hablara de ella y sus interrogatorios a Juan Carlos I mientras quedaban para verse en el chalé pagado con nuestros impuestos. No hubo declaraciones al respecto, por supuesto, ni las habrá porque todo quedó bien quemado y cobrado. Además, el programa era «Mapi», nada adecuado para desvelar intimidades. Solo se recordaron sus inicios de la mano de Valerio Lazarov en el especial de Nochevieja de 1975.

Con Los del Río y un tal Jorge Cremades como contrincantes, ella ganó el concurso, por llamarlo de alguna manera, con lo que elegía destinatario para los tres mil euros de premio. La afortunada fue la Fundación Cadete que trabaja por la integración social de niños y jóvenes con discapacidad. Al explicar quiénes eran, la examiga del Emérito habló de hijos con deficiencias y minusválidos… en menos de 50 segundos. Ya podían haberle puesto teleprónter. 

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