Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Muñoz Cosme

El caminante

Manuel Muñoz Cosme

Contubernios

Un grupo de sindicalistas noruegos visitan las fosas de la Guerra Civil en Paterna

El hispanista Paul Preston ahonda en su último libro, Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, en la gran represión durante y después de la Guerra Civil, que trató en su anterior El holocausto español. En la nueva obra hay especial atención a la teoría conspirativa que alimentó el golpe transformado en guerra y a quienes construyeron sus fundamentos teóricos. Para los que vivieron el franquismo sonará familiar el «contubernio judeomasónico-bolchevique», fórmula utilizada por Franco y sus adláteres como justificación de la guerra y la represión.

El régimen franquista, por entonces llamado simplemente «el Régimen», evolucionó con los tiempos. El estilo fascista de los primeros años fue atenuado tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Hasta el punto de que Franco hizo montar de nuevo en 1950 la película Raza (1941), dirigida por José Luis Sáenz de Heredia, cuyo guion escribió el propio Franco con el pseudónimo de Jaime de Andrade, para eliminar los saludos brazo en alto. Sin embargo, la referencia al «contubernio» pervivió hasta los últimos días del Régimen. Franco lo citó, con variaciones, en su último discurso, el 1 de octubre de 1975 en la plaza de Oriente, tras los fusilamientos de tres miembros del FRAP y dos de ETA. Condenaba las protestas internacionales, que obedecían «a una conspiración masónica izquierdista en la clase política, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social». Parece que la alusión a los judíos había pasado de moda. La palabra «contubernio» fue aplicada por el diario franquista Arriba en 1962 al IV Congreso del Movimiento Europeo, que pasó a la historia del franquismo como «Contubernio de Múnich», y cuyos participantes españoles, entre ellos el valenciano Vicent Ventura, sufrieron exilio y destierro.

El libro tiene ocho capítulos, el penúltimo de los cuales dedicado al general Gonzalo Queipo de Llano, responsable de la brutal represión en Andalucía y de la muerte de más de 45.000 personas. Preston lo titula El psicópata del Sur. «En las emisiones de radio diarias en las que intervino después de apoderarse de Sevilla, vomitaba incitaciones al asesinato y a la violación», señala. Estos días los medios de comunicación han reproducido alguna de sus «perlas» radiofónicas, a propósito de la retirada de sus restos de la basílica de la Macarena, decisión solo criticable por las décadas de retraso.

Las teorías de la conspiración son el recurso de los tiranos para la violencia indiscriminada. La dictadura militar en Argentina (1976-83) se amparaba en la sedición marxista para su guerra sucia contra los oponentes. La imprescindible película Argentina: 1985, de Santiago Mitre, evoca el proceso, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, contra los responsables. Ricardo Darín encarna magistralmente al fiscal Julio César Strassera, quien en su alegato final subraya: «Nadie puede admitir que el secuestro, la tortura o el asesinato constituyan hechos políticos o contingencias del combate». Por desgracia la agresión de Putin contra Ucrania repite atrocidades basadas en otra conspiración imaginaria: la de los supuestos neonazis ucranianos.

Compartir el artículo

stats