EL MIRADOR

Inteligencia artificial. La nueva revolución tecnológica

Jesús Cruz

Jesús Cruz

Cuando se unen optimizados procesos informáticos, macro sistemas de información y datos, estructuras de códigos matemáticos y lógicos, aderezados con experimentadas capacidades para la toma de decisiones, nos encontramos próximos a simular el razonamiento humano, lo que hoy llamamos Inteligencia Artificial IA.

Y todo esto que nos puede parecer raro, extraño y hasta difícil de comprender, ya está aquí, lo tenemos al alcance de nuestra mano, disponible por unos pocos euros, e incluso de manera gratuita.

La IA ha venido para quedarse, va a cambiar de manera inmediata nuestra forma de pensar, el modo de relacionarnos, y como no, nuestro comportamiento en actuaciones y decisiones. Está la IA superando en todo los campos al razonamiento humano, resolviendo problemas sumamente complejos de toda índole y solucionando situaciones inciertas con rapidez y extrema eficacia.

Los desarrollo software instalados en plataformas web disponibles para cualquier usuario en IA, superan hoy con creces a las personas en conocimientos en general, en creatividad científica y tecnológica, y por supuesto en habilidades sociales. Esta nueva ciencia de computación se estima que superará en 5.000 veces, la capacidad de inteligencia de los humanos en los próximos siete años.

Ante esta avalancha científica y tecnológica, la inminente y preocupante pregunta que surge desde nuestro interno temor es: ¿nos van a sustituir las máquinas?. Y la respuesta es claramente afirmativa, lo llevan haciendo desde hace algún tiempo. Hay algunas profesiones que ya han desaparecido tras la utilización de la automatización y la robótica por ejemplo en las cadenas de montaje para la fabricación de automóviles. Ya en nuestra época actual, la evolución de las máquinas tiende a asemejar sus capacidades al ser humano: reconocimiento de voz, automoción sin conductor, robots con inteligencia emocional, asistentes virtuales en conexiones multidispositivo, herramientas de aprendizaje personalizadas, servicios sanitarios con telecuidados y monitorizaciones, y en general múltiples aplicaciones en el hogar, la industria y en el ámbito social.

Sectores tecnológicos y científicos de la administración y del sector privado, afirman que la cuarta revolución industrial fundamentada en la Inteligencia Artificial ya está presente en la mayor parte de los aspectos de nuestras vidas. La perfección en el diseño, programación y desarrollo de las máquinas está siendo tan elevada, que estas pueden adoptar su propia conciencia, y por tanto plantear un riesgo para la evolución de la especie humana si no se actúa con cierta reserva.

Por lo anterior, la Unión Europea se está planteando una propuesta de Reglamento sobre el marco jurídico aplicable a los sistemas informáticos implicados en la IA. Los sistemas de monitorización, automatización y digitalización desde principios del siglo pasado dieron lugar a la tercera revolución industrial. En la actualidad la IA, computación cuántica, internet extensa, blockchain, nanotecnología y otros aspectos tecnológicos, nos sitúan en el seno de la cuarta revolución industrial, donde se consideran los riesgos asociados al uso de los sistemas vinculados a la IA en cuanto puedan afectar a los valores y derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE. Cuatro niveles de riesgo : inadmisibles, altos, limitados y mínimos, crean una personalidad y seguridad jurídica en el seno europeo para regular los sistemas tecnológicos relacionados con la IA.

Debemos primero entender hacia dónde vamos con el uso de herramientas IA, y luego poder decidir hasta donde queremos llegar para que nuestros valores y capacidades de decisión no se pongan en entredicho. La pasada semana asistí a una reunión empresarial donde un experto en diseño tecnológico nos puso los pelos de punta mostrando un software que por 20 dólares mensuales, permitía diseñar personajes de ficción en 3D, escribir artículos y hasta libros con una calidad más que aceptable, proyectar planos de una vivienda con las condiciones que se soliciten, recetas de cocina, hasta fórmulas de explosivos y otras cuestiones un tanto controvertidas

La Inteligencia Artificial genera muchas incertidumbres por encima incluso de los beneficios aportados por la reducción de tareas que conlleva. El gran temor de vivir en un mundo ampliamente automatizado, deshumanizando nuestra existencia por la superinteligencia de las máquinas, debe compensarse con el aprendizaje a convivir con los avances tecnológicos, priorizando valores éticos, asumiendo responsabilidad en la tomas de decisiones y disponiendo como mencionamos una adecuada regulación jurídica.

Usemos la tecnología hasta donde nos ayude a vivir cómodos y satisfechos, pero no permitamos que nuestra dependencia de ella nos desborde y nos deshumanice.