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Mujeres y hombres. El futuro por el que tomamos partido

Maria Such

Maria Such

Arrancado los motores de la campaña electoral, es tiempo de hacer balance. De preguntarse qué partidos nos proponen seguir de nuestro lado, o, por el contrario, cuáles nos enfrentan al ideal de modelo de sociedad al que aspirar. Esa es, una sociedad respetuosa con la diversidad sea la que sea, abierta a un futuro sostenible y con oportunidades de crecimiento de calidad, y sobre todo a una sociedad que sea digna, también para las mujeres.

Es importante para nosotras que la administración la lideren gobiernos que apuesten claramente por atajar las brechas todavía existentes, que no antepongan creencias religiosas ni especulativas, a las realidades y la estadística. Que no nos nieguen como sujetos políticos del feminismo, y por tanto de esta democracia, ni tampoco se salten a la torera, los datos y estudios que dan luz a problemas que durante demasiados años han permanecido ocultos o invisibilizados. Los problemas se afrontan de cara, y no escondiéndolos debajo de una alfombra.

Es el momento de apostar fuerte. De votar por seguir incrementando los salarios para acabar con la feminización de la pobreza, de elegir mejorar nuestras condiciones laborales para que sean compatibles con la vida personal y familiar, de la corresponsabilidad de los cuidados, de incrementar la inversión pública en los servicios de atención para menores y mayores dependientes, de la escuela pública de 0 a 3 años, de una política para las familias jóvenes, como ha demostrado el president Ximo Puig, que nos ayude a no perder poder adquisitivo, con el reconocimiento de familia numerosa a las familias con dos hijos e hijas.

Toca invertir y prevenirnos del machismo. Desde la base, desde una educación que sea plenamente coeducativa, que nos haga justicia en la historia e incorpore, por fin, el legado de las mujeres. Tanto nosotras como ellos necesitamos referentes femeninos para vernos como iguales e igualmente capaces. Necesitamos una educación a la que permitamos hablar de educación afectivo sexual, y que fomente las relaciones sanas, empáticas y satisfactorias entre las personas. Ayudemos al profesorado, a tener herramientas, a formarles y a que contribuyan a que, en nuestras casas, y fuera de ellas, no exista la violencia contra las mujeres.

Es importante que los niños del hoy también identifiquen las desigualdades y que sean actores de cambio y de transformación social. No solo no queremos que nuestras hijas sufran violencia, también que nuestros hijos no la ejerzan.

Para una sociedad digna, hay que tomar partido, y contra un sistema que esclaviza mujeres, como es la prostitución, no podemos mirar hacía otro lado. Dejemos de ser el prostíbulo de Europa. Reconozcamos a las mujeres como ciudadanas de pleno derecho, y no nos engañemos más, solo acabando con el consumo, evitando que los hombres paguen (poder) por hacer lo que quieran con el cuerpo de las mujeres (violencia sexual), acabaremos con la prostitución. Queremos hombres que traten dignamente a las mujeres, y esto no lo conseguiremos si siguen comprando la necesidad, que no la voluntad de las mujeres. No somos mercancía. Y no nos engañemos, detrás de todo, está el crimen organizado explotando a las mujeres con mayor vulnerabilidad y lucrándose de la falta de decencia de esta sociedad

Entonces, ¿tomamos partido? Hagámoslo haciendo memoria de dónde venimos, de como con honradez, gestión e inversión lo hemos superado, y finalmente, apostemos por un futuro sin retrocesos, rompedor y al que aspirar.