tribuna

Decálogo cooperativo para la Comunitat Valenciana

Emili Villaescusa

Emili Villaescusa

En las últimas semanas hemos puesto sobre la mesa de los partidos políticos que aspiran a gobernar la Comunitat nuestras propuestas para la próxima legislatura. Todos los presidenciables, sin excepción, han reconocido que las cooperativas somos un actor socioeconómico de primer orden. Falta ahora ver cómo se traduce esa buena voluntad en una acción de gobierno que dé mayor relevancia al cooperativismo en la agenda política. Ningún gobierno ha tenido aún la valentía suficiente para abrir un debate serio sobre la necesidad de repensar las bases del diálogo social. Si ese debate tuviera lugar, es muy probable que el cooperativismo participara por fin, directamente y con sus legítimos interlocutores, en las mesas en las que se decide el futuro de la Comunitat. Esta reivindicación histórica es una de las diez propuestas que figuran en el ‘Decálogo cooperativo para una Comunitat más próspera e inclusiva’.

El segundo clásico de nuestras reivindicaciones es un funcionamiento ágil, seguro y eficiente del Registro de Cooperativas. Estamos ante una necesidad perentoria para incentivar la constitución de esta clase de empresas y para asegurar su competitividad: es imprescindible que se dote este Registro con recursos suficientes y especializados; y es urgente aprobar un nuevo Reglamento que sustituya al vigente, de 1986, profundamente anticuado.

Hay que invertir también en el Consejo Valenciano del Cooperativismo. Queremos convertirlo en un referente de la resolución extrajudicial de conflictos cooperativos en España y, para ello, es preciso involucrar de manera estable a Concoval en su gestión. Del mismo modo, se ha de trabajar para crear un contexto legal y político que permita priorizar la fórmula cooperativa en la creación de comunidades energéticas, maximizar la contribución del cooperativismo a la lucha contra la despoblación e incorporar la innovación social y la gobernanza participativa a la estrategia de especialización inteligente de la Comunitat Valenciana. Y todo esto hay que hacerlo impulsando la colaboración público-privada con las cooperativas: el cooperativismo tiene que complementar o suplir la iniciativa pública allá donde ésta no llegue. Por nuestra vocación para satisfacer el interés general, por nuestra amplia red territorial y por nuestro compromiso con la calidad de vida de la ciudadanía, el cooperativismo constituye el modelo idóneo para colaborar con la Administración. Un gobierno inteligente explotará toda la potencialidad de estas alianzas en la prestación de servicios públicos esenciales como la educación, la vivienda o la atención social.

La legislatura se estrenará con un nuevo plan Fent Cooperatives, el tercero. Este plan constituye la guía de las políticas públicas del Consell para impulsar la competitividad de las cooperativas valencianas y habrá de contemplar medias que desplieguen todas las cuestiones anteriores y algunas más. Por ejemplo, uno de sus retos será atraer juventud al cooperativismo. Nos preocupa seriamente la falta de relevo generacional en muchas cooperativas. Este problema necesita ser abordado desde una óptica global, integrando medidas en diferentes ámbitos, pero una de las principales es probablemente educar en la cooperación y hacerlo en todos los niveles de enseñanza. Pensamos que ésta es la mejor manera de asegurar ese relevo en las cooperativas y también de garantizar el futuro en una sociedad que se quiere responsable, comprometida y sostenible.

Este plan Fent Cooperatives, crucial para el desarrollo cooperativo en nuestra Comunitat, necesitará por supuesto una dotación presupuestaria adecuada. Pero no solo es cuestión de presupuesto: la falta de recursos en el órgano gestor y unas líneas de ayudas anticuadas han mermado el impacto de los programas de apoyo al cooperativismo de la Generalitat. Urge imponer en esta área una gestión eficaz, orientada al beneficiario y alineada con las prioridades europeas.

Concoval estará al lado de la Generalitat, la gobierne quien la gobierne, para que todas estas necesidades se cubran. Como hemos hecho siempre. Éste es el último artículo de opinión que firmaré como presidente de Concoval. En apenas unos días finalizará mi mandato y cederé el testigo a otra persona, que liderará el cooperativismo valenciano en la nueva etapa. Pero quiero recordar una vez más que, cuando hablamos de la necesidad de impulsar el modelo cooperativo, no estamos apelando al buenismo, sino exigiendo una transformación. Porque podemos y queremos ser protagonistas del progreso de la Comunitat Valenciana.