Nàquera: Que Vox gobierne en los pueblos sí tiene importancia

No promulgarán leyes, pero la extrema derecha en los ayuntamientos puede generar odio y enfrentamiento entre sus vecinos con un simple bando

Una corporación que niega la violencia contra las mujeres es amoral.

Una corporación que niega la violencia contra las mujeres es amoral. / L-EMV

Isabel Olmos

Isabel Olmos

El nuevo gobierno Vox-PP de Nàquera no quiere banderas LGTBI en los balcones de la localidad. Le molestan, mucho, y por eso las prohíbe. A ambos partidos. No le molesta más a uno que al otro: le disgusta a los dos, y por eso se han puesto de acuerdo tan rápidamente. Habrá que ver qué hace la Policía Local el primer día en que un vecino o vecina cuelgue una en su balcón (los derechos y tal...., ya saben, existen) pero para que quede claro y no haya duda, la coalición ya ha gritado a los cuatro vientos que en edificios públicos «res de res». 

De todo esto, sinceramente, no me sorprender nada. ¡Me cuesta recordar un ayuntamiento del PP que haya colgado la bandera gay alguna vez, imagínense si encima es de Vox! Seamos sinceros, es un símbolo que ni los populares cuando eran derecha liberal centrada y tal utilizaban abiertamente. A los sumo, «laissez faire, laissez passer» mientras se mira hacia a otro lado y que pase rápido.  

Además, el gobierno PP-Vox de Nàquera tampoco quiere que se utilice el término «machista» o «de género» en las protestas y actos contra los asesinos de mujeres. Es decir, en todo aquello que promueva, si lo hace, el ayuntamiento de ultraderecha solo se pondrá «contra la violencia», así en general, más como un deseo hippy o buenista que como una horrible realidad sobre la que las administraciones pueden actuar mediante medidas responsables y efectivas. Porque lo que les molesta es la palabra, no el hecho en si, de ahí la extrema gravedad del asunto. 

Una corporación que sea incapaz de salir a la calle con una pancarta para alzar la voz contra el asesinato de cualquier mujer es una corporación hipócrita, podrida y profundamente amoral.

Escribo todo esto mientras me acuerdo de una reflexión que, entre suspiros de alivio, me hizo un conocido sobre las conquistas electorales del ‘tándem’ conservador la noche del 28m. «Al final, que en los pueblos gobiernen PP-Vox no es tan importante porque apenas tienen competencias en cuestiones relevantes como Sanidad o Educación; lo importante es la Generalitat». Pues miren, sí y no. Que la extrema derecha haya pasado de estar en la fría calle a las instituciones valencianas y ahora a gestionarlas no es que sea más o menos importante, es que es la enmienda a la totalidad de la diversidad y la tolerancia en muchos aspectos y ámbitos, también el local. Una corporación que sea incapaz de salir a la calle con una pancarta para alzar la voz contra el asesinato de cualquier mujer es una corporación hipócrita, podrida y profundamente amoral. Y, además, puede que no tenga el poder de legislar grandes áreas pero que puede generar el odio entre sus vecinos con un simple bando. Un simple bando. Esto sí y esto no. Solamente quitando palabras de las pancartas y banderas del balcón. 

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