El mirador

Un profesor de filosofía en una universidad musulmana

Javier Paniagua

Javier Paniagua

Tuve la oportunidad de reunirme y tener una larga conversación con un profesor de una universidad islámica de Indonesia que explicaba Historia de la Filosofía. Tenía interés en oír sus concepciones sociales y políticas sobre la mujer. Qué razones había para que en los estados de predominio musulmán las mujeres, en mayor o menor medida, tuvieran restringidos sus derechos civiles y no pudieran ejercer la libertad como los hombres. Desde Arabia, Pakistán, Indonesia, Afganistán, Irán, Irak, Líbano, Marruecos, Mauritania, Níger, y otros tantos estados donde predominaba la ley islámica o la religión musulmana, las mujeres tienen restringida su capacidad de movimiento en la estructura social, Entiendo que existen diferencias importantes: no es lo mismo Afganistán que Egipto o Marruecos, incluso Turquía donde tras la revolución de Mustafá Kemal Atatürk de 1923 la mujer tiene una mayor libertad para estudiar y trabajar, al menos en los centros urbanos. Pero comparado con el mundo occidental, Europa y América, las diferencias son notables, y aún así los grupos feministas reivindican una igualdad real.

El profesor consideraba que los occidentales partíamos de una premisa falsa, y que eso nos llevaba a situaciones que eran perjudiciales para la mujer. Debíamos diferenciar al género femenino del masculino, que pueden considerarse iguales. Desde la fisiología a la psicología las diferencias son notables, y no se tienen en cuenta. Una mujer tiene un comportamiento distinto al del hombre y reacciona ante las condiciones sociales de manera diferente. No es cierto que para los musulmanes su papel sea procrear o estar al servicio p del hombre. Afirmaba que en su mayoría el mundo musulmán admite el divorcio y se castiga el maltrato a la mujer ya sea por parte del marido, padre o hermano, y en Occidente está más extendido el maltrato y los datos sobre la violencia contra la mujer es mucho mayor en porcentaje que en los países musulmanes, cosa que Vds. nunca señalan. Defendía que la mujer tiene una tendencia a desarrollar un carácter inestable y eso la lleva a ser inconstante en las relaciones humanas. Quiere la seguridad pero al mismo tiempo desea el cambio y no tiene inconveniente en compartir con otras mujeres a un hombre, al igual que no rechazan tener múltiples relaciones si eso les estuviera permitido. La cultura occidental lo ha señalado en reiteradas ocasiones, como expresa en «la donna e mobile» del Rigoletto de Verdi. El hombre tiende a emparejarse con todas aquellas que pueda porque su instinto sexual así lo determina, y en su mundo viven una permanente tensión al ver mujeres semidesnudas en la realidad o en los medios. Solo el castigo del Código Penal les impide abalanzarse sobre ellas, y están dispuestas a admitir a todos los que les gustan, aunque no lo manifiesten. Incluso en su mundo son las que eligen y discriminan. El orbe musulmán establece un equilibrio entre hombre y mujer, se acepta que el hombre tenga varias mujeres, porque si no se desencadenaría una lucha sin cuartel entre los hombres, porque son más celosos y tienen reacciones violentas ante la competencia masculina, la mujer lo acepta con mejor grado

Estas defendiendo, le respondí, una cultura de esclavitud y de dominio. Si la civilización occidental ha conseguido establecer mecanismos de igualdad eso es una conquista de la propia Humanidad. No es verdad que sean seres diferentes, forman parte de la misma especie y aunque se diferencien fisiológicamente pueden desarrollar las mismas actividades con la misma eficacia. No hay razón para establecer discriminaciones, y la lucha por la igualdad ha sido, y es todavía, larga, pero ha conseguido que incluso la religión cristiana la acepte, cosa que no aprecio en El Corán. El libro sagrado de los musulmanes me dijo, podrá ser admitido como creencia religiosa, yo soy agnóstico, y a veces ateo, pero considero que la cultura musulmana ha conseguido, tal vez por la religión, una igualdad y una estabilidad mayor en las relaciones entre hombre y mujer que Vds. no tienen. Nosotros sí creemos que la mujer puede tener capacidad para realizar casi los mismos trabajos que el hombre, y así se va a ir imponiendo en las sociedades musulmanas, todavía más subdesarrolladas socialmente, pero su futuro desarrollo no va acompañado del mismo paradigma en las relaciones entre hombre y mujer. La democracia que Vds. defienden será, en el futuro, en el mundo musulmán más auténtica. A partir de ahí la conversación derivó a aspectos intrascendentes sin posibilidad de acuerdos. Y pensé entonces en aquello de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones.

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