ágora

Indiana Jones en busca de la València perdida

Josep Vicent Lerma

Josep Vicent Lerma

El pasado día 26 de octubre de 2023 publicaba el veterano periodista Jesús Civera el análisis titulado «El acento y el cemento», donde reflexionaba sobre la aparente inmutabilidad del útero de la Valencia servil de El Palleter que une el nuevo ciclo retrotópico de políticas evidentes de ultraderecha del actual Pacto del Salón de Cristal y las implementadas en su día por el célebre Pacto del Pollo, ya incubadas en lo que a asuntos lingüísticos e identitarios vernáculos se refiere en el pionero nido de serpientes de la regidora «perseguidora de acentos» de Unión Valenciana Dolores García Broch durante el primer gobierno municipal de Rita Barberá (1991-95), en línea con nuestro anterior entrega «El día de mañana de la historia» (Levante-EMV, 13-07-23). En este orden de cosas, parafraseando a Joaquín Sabina también lo niego todo en cuanto a la tesis de Joan-Carles Martí en su «Indiana Jones, no te queremos» (Levante-EMV, 30-10-23) de que los últimos descubrimientos de restos de la muralla islámica probarían una supuesta falta de interés de los valencianos sobre su pasado primigenio y ello sobre lo relativo de la base de si nos referimos a momentos históricos muy remotos, como ha sostenido este mismo septiembre el secretario perpetuo de la RACV José Aparicio que la cuna del valenciano fetén se remonta a «la más profunda prehistoria valenciana», objeto de la pulla magistral de Francesc Viadel «El Visente Sapiens i la cova del valenciano de la calle» (La Veu, 2-10-23), los orígenes de los legionarios itálicos de Corfinio primeros pobladores de Valentia en el 138 a.C., los Paeligni del arqueólogo Albert Ribera o más cercanos en la memoria del común de nuestras gentes, como la restauración arquitectónica de tres de los refugios antiaéreos de la Guerra Civil por los gobiernos municipales de la Nau y el Rialto, premiada en 2022 con el galardón de Europa Nostra, la exhumación de las Fosas del Franquismo del cementerio de Paterna, metamorfoseada por L’ETNO y el Museo de Prehistoria de la Diputación de València en sendos emotivos montajes expositivos en la Beneficència para la recuperación de la memoria democrática colectiva y la reparación moral del recuerdo de las personas allí fusiladas (1939-1956) y sus familiares o los últimos laureles populares de la Asociación de Vecinos de Patraix con motivo del 75 aniversario del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (1948-2023). A sumar a la anterior distinción al SIAM de la Junta de Ciutat Vella, la de la Asociación para la Recuperación de Centros Históricos de España (Archival) al museo histórico de la Almoina en 2009 o el propio Premio Importante de Levante-EMV.

Sin olvidar las excelentes exposiciones temporales de este mismo museo de la Almoina sobre las últimas restauraciones de hallazgos arqueológicos «Renàixer» y la pétrea «Tota pedra fa paret». Por último y por todo ello, el dial del destino podría girar de nuevo en estos años venideros en la ciudad del Grial y de la antológica arqueología en manos de los zahoríes de Ferran Belda, escuadriñadores frustrados de las entrañas del monasterio de la Roqueta en pos del santo mártir Vicente (Levante-EMV, 10-11-2002), si no ya en forma de nuevas rebuscas necrofílicas de huesos de otros valencianos ilustres como Ausiàs March o Luis de Santángel, vitriólicamente reprochadas entonces por el edil Feliciano Albadalejo en su celebrado «Indiana Broch y la tumba maldita» (Levante-EMV, 30-12-1993) o de recuperación y reconstrucción, siquiera sea parcial, de los vestigios del demolido en 1810 Palacio del Real, propuestas por historiadores como Vicent Baydal y Lluis Mesa (El Confidencial, 12-02-23), en detrimento de los árboles de la devoción del recordado profesor Grisolía, sino tal vez cavando y cavando más fondo en busca de «València antes de Valentia» (Levante-EMV, 18-05-13), esto es la mítica Tyris ibérica prerromana del periplo de la «Ora Marítima» de Avieno, en enclaves periurbanos cercanos al terraplenado parque de la calle Ruaya, erróneamente vislumbrada, a mediados de los años cuarenta, en una jarrita carenada de cerámica del tipo gris ampuritana por el erudito Nicolau Primitiu en las excavaciones para la ampliación del antiguo palacio de la Generalidad (Archivo de Prehistoria Levantina, 2. 1946. Fig. 20).