Parece una tontería

Naturalizar un genocidio en directo

Raquel Ortiz

Raquel Ortiz

Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad es la naturalización del horror, como si fuera algo que ya forma parte de nuestra forma de vida, como es el trabajo, las relaciones sociales, la familia, el ocio, el modus vivendi de cada ser humano.

Lo primero que hacen los medios generalistas es conceptualizar una situación con un nombre falso, aparentemente equidistante, y es aquí donde comienza el proceso para naturalizarlo.

Por supuesto, las naturalizaciones no nacen de la nada, los medios tienen dueños con poder económico y político, pero es necesario que la gente haga suyo ese discurso equidistante, conflicto de muy dificil de solución y reproducen declaraciones sin recorrido práctico. Afortunadamente hay medios no generalistas que intentan hacer su trabajo proporcionando un relato de la terrible realidad con contexto y análisis.

¿Cómo es posible que sigan llamando conflicto palestino- israelí a una matanza que acompaña nuestras comidas y cenas en directo por televisión? Ver a una población absolutamente indefensa, sin luz, sin agua, sin ayuda sanitaria en condiciones y a la que se le pide huir hacia no se sabe dónde.

Y claro que condenamos el atentado de Hamas causando 1.200 victimas y secuestrando a unos cientos. Este horror ha sido constantemente recordado pero de lo que los medios no hablan es del contexto: de las atrocidades que sufren desde hace bastantes décadas el pueblo palestino. Díganme ustedes, ¿qué caminos tienen hoy los palestinos para vivir en dignidad, es decir, sin ocupación, con derechos, con un estado, con sus casas, con su tierra, con su agua?. Si Israel hubiera cumplido las resoluciones internacionales la situación sería bien diferente pero eso no le interesa. No quiere a Palestinos allí y punto.

Y los gobiernos , todos, cómplices de Israel permitiendo que esto siga.

Y ahí está la responsabilidad de los medios: llegar a hacer del genocidio al pueblo palestino un asunto que lleva muchos años, que es muy complejo y que no podemos hacer nada para pararlo. Incluso personas progresistas así lo han interiorizado.

Parece que hemos de convivir con este horror, hemos de tomarnos el postre viendo a criaturas asesinadas, ensangrentadas entre los escombros. Y a la noche igual y al día siguiente, también.

Es cierto que la naturalización contra derechos humanos no se practica solo con la matanza del estado israelí, también se hace con los asesinatos machistas, (violencia doméstica, intrafamiliar la llaman) con los abusos sexuales ( manzanas podridas, desvaríos de unos pocos..) o con la vejación a inmigrantes que buscan sobrevivir. Hay muchas más.

La naturalización que transmiten los medios generalistas es el baluarte mayor para que nada cambie a nivel mundial. Se trata de ganar la mente de la gente mediante la forma de transmitir cualquier ataque a los derechos humanos y hacerlo de forma que deje las conciencias tranquilas, mejor dicho, anestesiadas ya que esto no puede ser de otra manera.

Que decepcionante y desolador que la sociedad asuma como propio el relato de unos medios que en la mayoría de los casos solamente dan cifras de la masacre.

Para aparentar que vivimos en una democracia, tenemos multitud de instituciones y organismos con nombres muy hermosos pero puestos al servicio de lo que decidan una minoría que controla la geopolítica, los recursos y por supuesto el armamento. La responsabilidad de los gobiernos les hace cómplices de la barbarie. No sirven las palabras , lo urgente es parar la guerra y darle dignidad al pueblo palestino.

Ciertamente hoy tenemos mucha variedad en la llamada información que, por supuesto, nunca es neutral, en forma de mensajes, vídeos, redes sociales y cuya finalidad es precisamente que no se profundice en nada. Como decía Mc Luhan, “el medio es el mensaje”

Al personal se le bombardea con miles de noticias cortas, sin pasado, sin contexto sino con la inmediatez del minuto. De esta manera esas redes y mensajes se convierten en un fin en sí mismo, sin contraste con la realidad ni con el objetivo de informar objetivamente a la opinión pública sobre lo que realmente está sucediendo.