Recuerde el alma dormida

F. Javier Casado

F. Javier Casado

Una veintena de dirigentes históricos, alcaldes y referentes del PSPV de todo el territorio analizan la salud del partido ante el proceso de cambio

Sumidos en la incansable «prenavidad» -más trabajo para la RAE- acudimos a la cita con los, y las, amables lectores de Levante-EMV justo antes del rodar y rodar de los bombos de la lotería con su canto gregoriano de números de la suerte, sobre todo para el estado, deseándoles el consuelo de la salud a la mayoría y la enhorabuena a los agraciados, con lo que pasamos de largo el trance de pronosticar, dadas las circunstancias internacionales y el manicomio local, felices fiestas con paz y amor o expresar nuestros mejores saludos para el año que se aproxima peligrosamente. Eso sí, acaba 2023 y, deo gratias, España no se rompe bajo el yugo del presidente Pedro Sánchez, pues ya había estallado con los indultos de presos por el denominado proceso catalán, ni se ha hundido la economía patria como auguraban hace un año los de siempre, los que no se explican que ni el virus corona ni la guerra en Europa puedan con los actuales buenos datos españoles, en comparación con los países hermanos de la UE.

No es tanto por los méritos de nuestro gobierno de izquierda plural cuanto por demérito del partido de la derecha única, extinto al parecer el centro y mimetizada con sus socios de ultra derecha, que carece de un proyecto de país y encima choca con la realidad misma, vendiendo ruinas que no se caen y exigiendo un respeto constitucional para los demás que no practican. Núñez Feijóo creía que iba a llegar a la presidencia del reino de España por aclamación demoscópica, ya va pareciendo fijación reincidir hoy, cual llegó a la de su partido, sin primarias, alfa y omega, sin tener detrás unos equipos conformados y sin un trabajo programático serio; dado que el bagaje anterior de su formación se arrastra aún por los tribunales o duele todavía la entrega de la presidencia de los parlamentos autonómicos a personas que consideran que deberían cerrarse y volver a una especie de ancestral franquismo, que es lo que han sacado a la calle, dudamos que tenga otra oportunidad.

 En cualquier caso, no queremos que este Viento Albornés concluya el año con la batalla política de las elecciones europeas ya iniciada e atizada, sino con la citada RAE, pues es la academia de la Lengua quien nos llama la atención estos días sobre un error grave en el que estamos cayendo y también nos da un ejemplo de saber abrirse al futuro, como muestra el acuerdo de su director, Muñoz Machado, con la empresa Google, concibiendo una vía de colaboración que, por ejemplo, supondrá que el buscador dará preferencia a las definiciones del diccionario de la academia y ésta les guiará en el idioma para su nueva tecnología. En cuanto al error, la academia ha publicado un informe donde denuncia el deterioro que sufren la Literatura y la Lengua españolas en los distintos niveles de nuestra enseñanza y la falta de capacidades lingüísticas y expresivas de niños y jóvenes, que es muy preocupante, amén del famoso informe PISA.

 Ya vemos algunos países europeos pioneros en la digitalización de la enseñanza sufriendo sus efectos secundarios y tratando de volver a métodos más tradicionales; en este mismo diario hace pocas fechas se mostraba un estudio de la UV sosteniendo que baja la comprensión lectora cuando el vehículo es una pantalla en vez de papel. Los peligros de Internet, como otras herramientas, son tan notables para los menores que han creado un clamor social, llevando a la ministra de educación, Pilar Alegría, hasta revisar su criterio y plantear la eliminación total de los teléfonos móviles en las aulas. Por todo ello un servidor pide para el naciente 2024 la mismísima luna: un pacto de estado por la educación, la salud y la cultura públicas, que están más íntimamente unidas de lo que parece, pues son el basamento de cualquiera progreso presente y futuro.