Opinión

En 2025 debería ser una fiesta más domable

Así ha ardido la falla municipal de 2024

Así ha ardido la falla municipal de 2024

Las Fallas de 2024 acabaron, para alivio de no pocos de los organizadores, que afrontaban un año caracterizado por el gigantismo y con la sensación de peligro de desborde en cada vuelta de la esquina. Lo que ha pasado es poco para los factores de riesgo que había, con lo que hay que considerar la prueba superada, pero con muchos deberes por delante para Santiago Ballester y su equipo.

Entre semana. Las fiestas de 2025 se presentan en unas condiciones algo diferentes: el día 16 será domingo y se quemará el miércoles, 19. Seguirá habiendo un fin de semana crítico, con el sábado 15, la noche de la «plantà», coincidiendo con el PreFallas.

Ofrenda pendiente. La Ofrenda precisa una revisión después de constatar que está desbordada en participación. Hay debates con la lentitud o no de los participantes, con las invitaciones, con las interrupciones para pasar los transeúntes y, sobre todo, por la enorme cantidad de participantes. En 2025 la Ofrenda será en lunes y martes. Esto deja la duda de si la participación será tan alta y, por consiguiente, si tendrá el problema de este año. Hay que recordar que para domesticar los horarios hace dos años se planteó celebrar una sesión matinal, pero fue rechazada por la asamblea.

Carpas: será el peor año. Otra fuente de debate en las fallas que vienen con las carpas. Precisamente por esa disposición del calendario, el Bando de Fallas debe tomar una decisión. Si se hace como en 2020, en el que se instalaron a partir del lunes, 10 -aunque luego la fiesta se cancelara-; es decir, sin carpas en el PreFallas. O si se hace como en 2014, en el que empezó nada menos que el martes, 4 y que, por consiguiente, generaría numerosos días de paradores sin uso y con sus correspondientes cortes de calle.

Entrega de premios. Queda también para el debate la reducción o no de la entrega de premios para poder incluir los de mejor ninot de sección o lo contrario: incluirlos. De acuerdo con los datos de este año, tan sólo una comisión, habría venido adrede, al no tener premio de falla, llibret, luces o presentaciones. Dicho de otra forma, podía no haberse celebrado la gala. Por lo menos, esta vez.

Jurados de Especial. Otra gran pata de la mesa es la confección de los jurados. Cada año se decide por votación la fórmula. Este año, el evidente problema ha sido el de la Sección Especial, al darse la circunstancia de que la asamblea decidió que los pusiera la propia JCF y que el secretario general sea de l’Antiga. También es un problema a resolver.

Verbenas indomables. De cara al próximo año no habrá limitadores-registradores de sonido, pero, en cualquiera de los casos, las verbenas, especialmente en algunos barrios (Ciutat Vella, Pla del Remei-Gran Vía, Russafa...) son un problema crónico e irresoluto.

Falla Municipal. Con la llegada del PP habrá que ver hasta qué punto se buscan innovaciones, como en los últimos ocho años (acertadas o fallidas), o se regresa a las fallas «blancas» y con poca alma, que predominaron en los anteriores mandatos populares.

Congreso con «rebelión». Durante el próximo ejercicio hay Congreso Fallero. Realmente, el único punto verdaderamente importante es la relación de las comisiones y el ayuntamiento. La separación completa de la Junta Central Fallera de la tutela municipal está aparentemente descartada -el ejemplo de Alicante o la trifulca entre falleros en una de las últimas asambleas no ayudan-. Pero está la opción presentada de un secretario general «fallero» y remunerado elegido por los falleros.

Pirotecnia. La celebración a medianoche de los castillos ha dado cierta coherencia. Los disparos nocturnos de fin de semana seguirán confluyendo al centro, a la plaza, en detrimento de los de barrios. Audiencia en detrimento de servicio público.

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