¿Todavía hay pendiente una revolución?

A propósito de la reinterpretación de la historia de las revoluciones de Enzo Traverso.

¿Todavía hay pendiente una

¿Todavía hay pendiente una / Javier Paniagua

Javier Paniagua

Más que una historia intelectual, el profesor Traverso, un historiador mediático, ha escrito una intelectualización de la Revolución (Akal- FCE-2022), remodelando o ampliando otros trabajos ya elaborados e incorporando nuevas perspectivas sobre el significado de las revoluciones contemporáneas que intentan cambiar unas sociedades preexistentes. Su finalidad es crear un nuevo sistema social, económico y político que transforme las relaciones establecidas en ellas y proporcione otros tipos de convivencias. Po eso el término Revolución no puede emplearse de manera banal, como viene haciéndose en el lenguaje actual donde se aplica a cosas muy distintas (revolución musical, de la moda, artística, deportiva, etc.). Si en un principio se refirió a la aportación de Copérnico, Galileo o Kepler, la revolución astronómica o científica a caballo de los siglos XVI y XVII adquirió su significado moderno para Traverso con la Revolución Francesa, y las que después se proyectaron a lo largo del siglo XIX: la Revolución Rusa, Húngara, Alemana y las luchas anticoloniales de Asia, África o América siempre que pretendieran no solo crear unos estados independientes con nuevas elites dirigentes sino transformar el sistema impuesto por los países coloniales capitalistas.

¿Todavía hay pendiente una

¿Todavía hay pendiente una / Javier Paniagua

Solo desde la obra de Marx y sus seguidores con su interpretación de los modos de producción, con sus relaciones sociales, y la lucha de clases, puede aplicarse el concepto. Es el punto restringido, según Enzo Traverso, para admitir los procesos revolucionarios que se extendieron desde 1789. Una transformación completa de la sociedad capitalista y el camino hacia un mundo nuevo donde desaparezca la explotación y concluya en un comunismo renovado es auténticamente revolucionaria. Podrá debatirse el modo de llegar a ello, reinterpretando, si cabe, el marxismo desde las obras de Marx y otros marxistas, pero las «auténticas revoluciones» son los que proponen un modelo distinto de relaciones sociales. No cabe, por tanto, hablar de revolución conservadora o de las revoluciones fascistas de los años 20 o 30 del siglo XX porque estas no suponen ninguna alteración de las relaciones sociales, al contrario, son un reforzamiento del capitalismo y del poder opresivo del mismo como ya se vivió en la guerra civil europea de 1914-1945. (A sangre y fuego. UV, 2009) De hecho, las caras de la nueva derecha actual, la ultraderecha, tiene sus raíces intelectuales en el fascismo, aunque ya no propongan el mismo modelo político de Mussolini o Hitler, incluso critican el neoliberalismo globalizador que camina hacia una eliminación de las identidades nacionales, y así las califica de postfascistas (Las nuevas caras de las derechas, 2018)

¿Todavía hay pendiente una

¿Todavía hay pendiente una / Javier Paniagua

Los capítulos del libro son independientes y tienen autonomía propia. En ellos se abordan temas distintos referidos a los diferentes elementos que suponen las transformaciones revolucionarias. Desde las visiones de los sujetos, «los nuevos cuerpos», que pretenden crear las revoluciones, el papel de los intelectuales, (Qué fue de los intelectuales, 2014) el feminismo radical, los nuevos símbolos e iconos, la reconstrucción de una memoria basada en una historia «científica», para sustituir a la de las pretéritas sociedades basadas en un capitalismo dominante y explotador. (El pasado, instrucciones de uso historia, memoria y política, 2007). Todo ello adobado con una notable erudición histórica, artística, política y filosófica. No cita, en cambio, al reconocido profesor de Harvard, Crane Brinton, prestigioso historiador liberal y anticomunista, quien publico en 1938 Anatomy of Revolutión, un estudio comparado entre las revoluciones inglesa, francesa y rusa (editado en España en 1964). No obstante, reconoce que todas las revoluciones comunistas del siglo XX han fracasado. Pero ante el capitalismo dominante no descarta una nueva revolución que asumiera y corrigiera ese pasado de frustración y errores cometidos que finalizaron con la caída del muro de Berlín o el genocidio camboyano de los jémeres rojos comunistas, apoyados por China, dos, entre otros, símbolos del fracaso de un sistema. Piensa el autor que la derecha clásica como la izquierda revolucionaria (Melancolía de izquierda, 2019) no tienen ya proyectos de futuro, lo que abre el camino a una derecha radical xenófoba con el apoyo de sectores marginados.

¿Todavía hay pendiente una

¿Todavía hay pendiente una / Javier Paniagua

En realidad, el libro de Traverso representa una deconstrucción de la Revolución basada en la filosofía posmoderna de Derrida, con referencia a La Historia de la Revolución Rusa de Trotsky y a la concepción de la Historia de Walter Benjamin, dos derrotados y perseguidos. Consiste en no ceñirse a la interpretación clásica y metafórica de Marx de que las revoluciones son las locomotoras de la Historia porque los trenes tienen un rumbo determinado, de uno a otro lugar, y de esa manera puede entenderse como una sucesión de modelos de producción con un final teleológico ya definido, en esa sociedad igualitaria ideal. Traverso la plantea, siguiendo a Benjamin, como un freno a ese tren para cambiar no solo un régimen social sino parta construir un modelo nuevo de civilización que piense como asumimos las tecnologías y la incorporación de formas diferentes no capitalistas que perviven. Es decir, se trata entonces de crear otra utopía que logre acabar con la supuestas injusticias del capitalismo. Todo ello dicho desde una bien remunerada cátedra de Historia en la Universidad de Cornell (Nueva York) después de ejercer su magisterio en la Escuela de Altos Estudios de Francia. El trotskismo siempre ha tenido una gran capacidad teórica para analizar el marxismo estalinista. Lo intentó el belga Ernest Mendel -del que Traverso se considera deudor- desde la IV Internacional, con una obra amplia para consumo de ese izquierdismo académico más interesado en el teoricismo revolucionario que en los problemas cotidianos de la gente corriente. Al final los trotskistas acaban en la socialdemocracia, a la que tanto critican.

Suscríbete para seguir leyendo