El Ayuntamiento de Alzira prevé completar antes de acabar el año las obras de consolidación del emblemático Palau de Casassús, una casa señorial de tipología gótica de propiedad municipal desde 2005 -la falta de uso y de mantenimiento habían provocado la ruina interior pese al aparente buen estado de la fachada-, que en sus orígenes fue el lugar de intercambio de seda más importante de la comarca.

La familia Casassús se dedicaba a comercializar la seda entre los productores alcireños y los mercaderes de Italia. La clave histórica de esta familia va más allá de su oficio.

Siempre se había tenido dudas de sus orígenes aunque, recientemente, el historiador alcireño Vicent Garés ha descubierto un documento del siglo XVII en el que aparece el nombre de Pere Casassús y en el que se detalla la procedencia bearnesa de miembro de la familia. Este linaje bajó desde la zona del Bearn, en los pirineos franceses, hasta Alzira, donde se asentó a finales del siglo XVI.

Esta familia tuvo un papel importante en el comercio de la seda en la ciudad. Alzira era un punto importante de producción de sedas en la época. Esta condición de intermediarios fue la que pudo facilitar al linaje Casassús pasar de ser una familia acomodada a pertenecer a la nobleza, según explica Vicent Garés Timor. Ésta podría ser la explicación de que apareciese el nombre de uno de los miembros en un documento de la época. El historiador explica que si no hubiese pertenecido a una clase alta no se hubiera tenido constancia de su origen en esta documentación.

Disposición del palacete

El joven historiador alcireño cree que el hecho de que la familia Casassús sea de origen francés podría explicar la disposición del palacete en el que residían en Alzira. En la Corona de Aragón era habitual que los palacios estuviesen organizados entorno a pasillos interiores o claustros. No obstante, el Palau de Casassús recuerda a la distribución del Palacio de Versalles o del Museo del Louvre de París. Esta organización presenta la peculiaridad de que no utiliza pasillos para comunicar las diferentes estancias de forma que se pasa de una otra y hay que pasar por las diferentes habitaciones en cualquier recorrido por el interior del edificio.

Otro aspecto arquitectónico que Vicent Garés cree que justifica la procedencia francesa de los Casassús es la flor de Lis que aparece en el escudo familiar que se conserva en la fachada del edificio. Se trata de un motivo floral típico de la corona francesa y símbolo de los Borbones, dinastía que ostentaba el poder en Francia en la época que la familia bearnesa se asentó en Alzira.