M.ª Teresa Alemany Boquera se convirtió ayer en la primera mujer alcireña consagrada como virgen seglar tras casarse con Jesucristo en una ceremonia celebrada en la parroquia de la Virgen del Lluch que presidió el cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares. La alcireña se convirtió en la décimo cuarta mujer, la segunda de la comarca, que se integra en la orden de las vírgenes seglares en la diócesis de València y asumirá los compromisos de vivir en castidad renunciando a la vida matrimonial, mantener la condición de seglar, trasmitir el Evangelio, servir a la Iglesia mediante el rezo de la Liturgia de las Horas y prestar obediencia al arzobispo.

Alemany se mostraba nerviosa antes de la ceremonia pero, por suerte, se relajó gracias a la compañía de las otras vírgenes seglares que le acompañaron en su día. «Me han ayudado mucho a relajarme y me he reído mucho con ellas», indicaba momentos antes de dirigirse, totalmente de blanco, al altar de una parroquia a la que pertenece y que ayer presentaba un lleno absoluto entre amigos, familiares y feligreses que no se quisieron perder la eucaristía. «Han venido más familiares y amigos de los que pensaba, estoy muy emocionada», aseguró. Allí, a escasos metros del altar, se celebró la ceremonia que terminaría casándole con Jesucristo, un rito antiquísimo que perdió protagonismo con el auge de las órdenes religiosas pero que fue restaurado en 1970 por el Papa Pablo VI. De este modo, la alcireña manifestó su disponibilidad y respondió a la llamada de Dios, y prosiguió con la postración, las letanías y la oración consagratoria. Tras estos pasos, tuvo lugar la imposición de las insignias de la virginidad consagrada, la colocación del velo que simboliza la venida del Espíritu Santo y del anillo que le casa con Jesucristo, además de la entrega de la Liturgia de las Horas.

La consagración de M.ª Teresa Alemany no le afecta para nada externamente en su día a día. «Seguiré viviendo en mi casa y llevando el ritmo de vida que he llevado hasta el momento, pero sí que me involucraré más con la parroquia», explicó la ribereña. De hecho, la consagración no supone el ingreso en ninguna orden religiosa ni otra regla de vida; solo seguir el Evangelio.

Alemany tuvo palabras de ánimo también para aquellas mujeres que sientan la llamada del señor y tengan dudas. «A ellas les digo que no tengan miedo y que se animen». En este aspecto, el cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, aprovechó también la ceremonia -la primera que preside en la iglesia de la Virgen del Lluch- para indicar que «María Teresa es un ejemplo a seguir, y por ello hay que pedir por ella». El cardenal, por último, aseguró que el paso que ha dado la alcireña es un «testimonio significativo de que solamente Jesucristo puede llenar el corazón de amor».