La campaña de recolección de uno de los productos más representativos de la comarca, el caqui, se ha iniciado con una previsión de 110.000 toneladas, una cifra que se aleja de los pronósticos que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen había calculado en verano. En un principio, la estimación era recoger 160.000 toneladas, pero las condiciones climatológicas han mermardo las aspiraciones de la DO. «Ese crecimiento que esperábamos con las nuevas plantaciones se ha visto afectado por las altas temperaturas, que han provocado que hubiera una gran 'escombrà', por lo que el nivel de producción será prácticamente equivalente al del año anterior», reconoció el presidente del Consejo Regulador, Cirilo Arnandis, ayer en la presentación de la campaña.
Esa merma se verá recompensada por la calidad de la fruta, que según confirmó el considerado como el padre de la revolución del caqui, las piezas que se van a exportar e incluso a vender en territorio nacional van a reunir unas condiciones óptimas. «En nuestra zona se dan unas circunstancias únicas para el desarrollo del caqui. El comportamiento y la calidad que se logra no es igual que en otro sitios donde ahora esta fruta se está haciendo un hueco», afirmó Arnandis.
El techo de la producción todavía está por descubrir y, por ello, la DO estima que es necesario un trabajo de investigación, promoción e inversión en campañas de marketing, fundamentales para seguir creciendo. «Hemos realizado la mayor campaña de publicidad de la historia. La marca estará presente en diez ciudades y en los programas de televisión con mayor audiencia. Queremos que en España y Europa, cuando se piense en caqui, se piense en Persimon», explicó. El también presidente de la Federació de Cooperatives Agroalimentàries de la Comunitat Valenciana desveló que hay una gran cadena de distribución alemana que invertirá seis millones de euros en la promoción de la fruta.
La variedad Rojo Brillante, creada mediante una mutación espontánea en la Ribera Alta, permite la comercialización de la fruta al contar con una consistencia que hace posible la exportación. A diferencia de hace años (y de algunos usuarios a los que les sigue gustando), el caqui ya no se consume blando, sino duro, al estilo de una manzana. Eliminar la astrigencia supone un coste elevado, pero permite el transporte de más cantidad de producto y poder cubrir con él distancias más largas. «De cara a esta campaña, esperamos mantener el caqui hasta febrero. Seis meses -uno más que el año anterior- en los que nuestro reto es que la producción sea igual al consumo. Si lo logramos significará que hemos hecho un buen trabajo», sentenció.
Los agricultores, castigados por los bajos precios en los cítricos, han visto en el caqui una solución temporal y ese hecho ha provocado que la DO tenga un crecimiento entre el 5 y el 10 %. De hecho, la conselleria computa en 2016 más de 15.500 hectáreas dedicadas a esta fruta.
Nuevos mercados
La consellera de Agricultura, Elena Cebrián, destacó que los registros siguen siendo positivos. «Es verdad que las primeras ideas no van a cumplirse, pero se sigue progresando respecto al año anterior y también continúa aumentando la expansión superficial del caqui. De 2012 hasta hoy, las exportaciones de caquis cultivados en la Ribera del Xúquer se han multiplicado por tres», manifestó, mientras cifraba en 300.000 toneladas la producción estimada en el conjunto de España.
Cebrián también afirmó que los mercados asiáticos son una alternativa que hay que contemplar en la que se trabajará, ya que suscitan un alto interés para las producciones de alta calidad.
Tras felicitar al sector «por sus fortalezas», indicó que el Consell «va a seguir apoyando el Consejo Regulador y a los productores de caqui en materia de investigación, de sanidad vegetal y de internacionalización».
