La Cafetería Alcalá, ubicada en Cullera, se ha convertido en la primera cafetería valenciana en adquirir un desfibrilador para poder actuar en emergencias. La muerte súbita es un problema de primera magnitud que cada año se cobra la vida de miles de personas en todo el mundo; por eso, disponer de un desfibrilador se convierte en un gesto que puede salvar vidas. Bruno Mossenta, gerente de la Cafetería Alcalá, explica que hace diez años un cliente sufrió un ataque al corazón en su local. Fueron momentos muy críticos, pero afortunadamente los servicios de emergencia llegaron rápido y le pudieron salvar la vida. No obstante, a Mossenta le marcó. «Pensé que podría ocurrirle a cualquier otra persona y me quedé con la idea de que yo debería poder hacer algo ante esa situación, ayudar de alguna manera», cuenta el hostelero. Pero, por aquellos años aún no había mucha concienciación sobre la necesidad de aumentar el número de desfibriladores en lugares públicos. Ha sido durante estos últimos años cuando se han multiplicado las campañas de concienciación. Así que Bruno se puso en contacto con un conocido que trabaja en el ámbito sanitario y, a través de él, conoció el Proyecto Salvavidas y decidió adquirir el desfibrilador.

Preparación

Mossenta y otros trabajadores de la cafetería recibieron la semana pasada un curso de formación en el que se les explicó cómo actuar en caso de que ocurra una emergencia de este tipo y cómo usar el desfibrilador. «Es mucha responsabilidad, pero el funcionamiento del dispositivo es muy sencillo y, al final, la prioridad es salvar la vida de una persona», comenta Bruno. El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, felicitó a esta cafetería por su iniciativa. «Su decisión de adquirir un desfibrilador es un gesto muy importante porque es fundamental que este tipo de dispositivos estén en lugares con gran afluencia de gente. Es todo un ejemplo de compromiso social», indicó el alcalde, que animó también «a que en el futuro otras empresas de la ciudad se sumen a esta iniciativa».

Pioneros

La Cafetería Alcalá ha sido la primera cafetería valenciana en contar con un desfibrilador, según el registro de empresas con el que ha trabajado el Proyecto Salvavidas. Desde finales del año pasado la legislación autonómica obliga a tener estos dispositivos en sitios públicos de gran afluencia. No es obligatorio tenerlo en pequeños locales de hostelería pero en la Alcalá se han sensibilizado con el problema de las muertes súbitas.