Cullera ha convertido sus chiringuitos en un espacio para la educación medioambiental. Multitud de talleres, supervisados por el consistorio, han funcionado como plataforma para acercar los valores medioambientales a los bañistas, desarrollándose la gran mayoría por la mañana en horas de gran afluencia. Algunas actividades se han orientado a los niños, como la elaboración de objetos artísticos y accesorios útiles y decorativos, aprovechando para valorizar los residuos y darles una segunda vida. Otras en cambio se han pensado para los usuarios adultos con el reparto de ceniceros para despertar conciencia y minimizar el impacto de las colillas, un residuo de difícil descomposición. Además, se han dado charlas y hecho talleres prácticos sobre la vegetación de las playas y ecosistemas dunares y la eliminación de especies invasoras.

El conjunto de acciones lo han supervisado la Concejalía de Medio Ambiente, encabezada por Hugo Font, y la de Playas, con Salva Tortajada al frente. Font asegura que este tipo de actividades son necesarias para «conservar nuestro entorno y nos beneficia enormemente que se lleven a cabo en verano». La iniciativa lleva celebrándose desde el 2013, dentro de la línea de políticas de concienciación.