El galápago de Florida, que se ha extendido por el cauce del Xúquer desde que se documentara por primera vez su presencia hace doce años, no es la única amenaza con caparazón para el ecosistema del río y, en particular, para la tortuga autóctona. Los expertos han localizado tanto en el Xúquer como en otras cuencas y ecosistemas de agua dulce próximas un número creciente de ejemplares de una tortuga asiática («Mauremys sinensis») cuya comercialización es legal y cuyo potencial invasor se podrá comprobar en unos años, según explica el técnico de proyectos de la Fundación Limne, David Campos Such. «La legislación no puede prever un problema que no existe y es completamente legal venderla, pero es una especie invasora que empezamos a encontrar en el río», incide Campos, mientras detalla que si bien el número de capturas es todavía residual en comparación con las tortugas invasoras americanas, «aumenta cada año».

Campos alerta de que la expansión de esta tortuga originaria de China, Vietnam y Taiwán por el Xúquer y otros humedales de la cuenca mediterránea implica un riesgo para el galápago autóctono («Mauremys leprosa») dada su «capacidad de hibridación» ya que, según explicó, un hipotético cruce acabará afectando a la diversidad genética.

El técnico de esta fundación sin ánimo de lucro que trabaja por la conservación de los espacios acuáticos fomentando el voluntariado comentó que la entrada de estas nuevas especies invasoras se deriva de la prohibición establecida por la Unión Europea en 1997 de importar la tortuga de Florida («Trachemys scriptta elegans») ya que cerrar la puerta a unas especies provoca que el comercio derive hacia otras. En este sentido, recordó que el proyecto Life centrado en el estudio de la «Trachemys» llegó a censar en unos años hasta ocho especies de galápagos exóticos. Si la tortuga de Florida se caracteriza por unas marcas rojas en la cabeza, la asiática se identifica por unas bandas de color verdoso que presenta tanto en la cabeza como en el cuello. La historia, en cualquier caso, se repite. «Primero se empieza a vender una tortuga como mascota y a los cinco o seis años empiezan a producirse los abandonos», relata.

David Campos enumeró que la tortuga asiática se ha localizado en el Xúquer, el Turia, el río Anna, el Millars o en la marjal de Pego-Oliva. «De momento no se generan muchas capturas, pero cada anualidad se encuentran más que la anterior. Es previsible que en los próximos años aumenten las capturas de estas tortugas», señaló, mientras apuntaba que este año se ha capturado un ejemplar de otra tortuga asiática, en este caso, la «Mauremys reevesii».

Planes de control en el río

No obstante, incidió en que la mayor parte de las capturas sigue correspondiendo a los galápagos invasores americanos, del género «Trachemys» principalmente, seguido de las «Pseudemys» y «Graptemys».

Como ya adelantó Levante-EMV, los sucesivos robos de trampas fustraron años atrás un programa de control diseñado por la Fundación Limne en el Xúquer para, por una parte, realizar capturas de la tortuga invasora americana en favor de la autóctona y, por otra, tener indicadores sobre la población de esta última. La tortuga de Florida compite con la autóctona tanto por el alimento como por las zonas de soleamiento, fundamentales en el día a día de estos repitales de sangre fría que precisan calentarse al sol. Fuentes del Club de Piragüismo Scooter de Algemesí confirmaron que es frecuente observar ejemplares de tortutas invasoras en cualquier tronco a la orilla del río ya que se han extendido por el cauce.

Los pescadores que frecuentan el coto de Fortaleny también alertaron en su día de la proliferación de estas tortugas.