El grupo es mucho más reducido de lo que era hace varias décadas, pero todavía quedan adeptos del conocido como «padre» Ángel que se acercan al Racó de les Vinyes de Alzira para rezar en el lugar en el que, según sus creencias, se apareció la Virgen de los Remedios. Ayer, pese a la ausencia de su líder, alrededor de unas cuarenta personas se dieron cita en el paraje natural alcireño para rememorar una tradición que se remonta a los años ochenta. «El vidente está enfermo, por eso ya no viene, pero la Virgen aún habla a través de él. Graban el mensaje y lo traen para que lo escuchemos», explicó a este diario una mujer llegada desde Teruel.

Cuando Ángel Muñoz, o «padre» Ángel, constituyó hace más de treinta años la Junta de la Esclavitud del Sagrado Corazón de Jesús tras la supuesta aparición mariana, eran centenares de feligreses los que acudían a la cita religiosa, que llegó a tener carácter mensual. El vidente rezaba el rosario ante la atenta mirada de los acólitos hasta que, de repente, «entraba en trance» y procedía a trasladar, con voces guturales y de ultratumba, el mensaje de la Virgen.

Acto de masas venido a menos

Pero aquel fenómeno de masas es, a día de hoy, un acto íntimo, al que acuden los más fieles a las palabras de Ángel Muñoz. De hecho, en el ambiente siempre reina un cierto recelo, sobre todo ante las caras nuevas. Los adeptos se conocen entre ellos. Una vez se pasa el cartel que da la bienvenida al Racó de les Vinyes, varios coches aguardan aparcados cerca del improvisado altar de rezo. Atrás quedaron los autobuses que, desde diferentes localidades de la Comunitat Valenciana, atraían seguidores del «padre» Ángel.

El número de fieles se redujo poco a poco con el paso de los años, aunque el verdadero punto de inflexión se produjo a principios de esta década, con la causa judicial contra Ángel Muñoz. El «vidente» fue absuelto de un delito de estafa al no demostrarse las acusaciones contra él; reunió presuntamente un patrimonio cercano a los tres millones de euros con las aportaciones de sus seguidores.

Los que todavía se congregan en el paraje alcireño siguen siempre la misma rutina. Tras momentos distendidos y de charla, se anuncia el rezo. Todos los presentes toman sitio. Algunas personas se sientan, otras se arrodillan. Se hace el silencio y sacan sus rosarios para empezar sus plegarias «por la conversión de Rusia» y «por los enfermos», entre otros beneficiarios. Asimismo, se enumeran los cinco misterios gozosos que trata el anuncio y la infancia de Jesús.

«Todo es verdad»

A continuación se produce la segunda parte del acto. Pese a que el «padre» Ángel dejó de acudir al Racó de les Vinyes hace varios años, su voz se escuchó de nuevo a través de un megáfono. Cada mes, uno de sus fieles llega a Alzira un mensaje nuevo, en el que la Virgen, supuestamente, habla a través de Ángel Muñoz y cuyo contenido se negaron a compartir con este periódico. «Todo lo que dice es cierto, se puede comprobar, de hecho, ya aventuró riadas y otras muchas cosas malas que están por venir», comentó una feligresa. «Aquí simplemente venimos, escuchamos el mensaje y los que quieren rezan el rosario, nada más», añadía su marido, que restó importancia a la reunión.

Algunas personas llevan horas en el lugar místico, otras hacen largos viajes para acudir a la cita. Llegan desde pueblos cercanos, aunque también de otras provincias como Madrid o Teruel. Sobre todo abundan las personas de cierta edad, aunque algunas están acompañadas por menores. Los hay que acuden, sin falta, el día 15 de cada mes, otros reconocen que van cuando pueden. Otros se desplazan para recordar a los que ya no están: «Mi mujer venía aquí, pero falleció por un cáncer y yo vengo por ella; no siempre, cuando me apetece, como quien va a ver un partido de fútbol o cualquier otra cosa cuando necesita despejarse», explica un asistente.