Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cara y cruz de las huellas que dejó la crisis

La megaestructura que Vidal Europa dejó inacaba en Alberic se convertirá en una central logística de referencia en Europa de la mano del grupo Soler Hispania mientras la Sareb aún busca comprador para el frustrado centro comercial de Alzira

Estructura del Centro Comercial Vilella, que permanece inacabado en Alzira. vicent m. pastor

La apuesta realizada por el grupo Soler Hispania al adquirir la monumental estructura que la cadena Vidal Europa dejó inacabada en Alberic como base de una central logística que aspira a convertirse a medio plazo en la más grande del mundo ha borrado una de las principales huellas, sino la mayor, que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó en la Ribera. El recubrimiento del enorme silo que se había convertido en emblema de la crisis inmobiliaria cambió por completo la desoladora imagen de la estructura inconclusa y esta empresa familiar originaria de l'Olleria, como el promotor inicial, acaba de retomar las obras de urbanización del polígono industrial en el que se ubica la nave para poder completar el proyecto y poner en funcionamiento el que, sólo en la primera fase, está llamado a convertirse en el centro logístico automatizado más grande de Europa, aunque sus planes son mucho más ambiciosos. Y eso que Soler Hispania sólo tiene el 51 % de la macronave que Vidal empezó a construir en 2008. El resto fue adquirido por la cadena Top Recambios.

Pero no todos los esqueletos que dejó la crisis han corrido tanta suerte. La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) promocionaba esta semana en Expo Real de Múnich, una feria internacional especializada en inmuebles e inversiones, la estructura inacabada del frustrado Centro Comercial Vilella en busca de comprador. El Ayuntamiento de Alzira apremia a la Sareb a dar una solución a un proyecto que lleva más de una década paralizado e incluso ha decidido tramitar la inscripción del inmueble en el Registro Municipal de Solares y Edificios a Rehabilitar, lo que abre la puerta a una posible expropiación o venta forzosa si algún inversor presenta una propuesta para finalizar el complejo. Es una de las opciones. La otra pasaría por la demolición, según las alternativas que ha puesto sobre la mesa el gobierno municipal, que no está dispuesto a que se eternice esta situación, que comporta además algunos riesgos. Cabe recordar que años atrás se detectó la presencia de menores que accedían a la estructura de hormigón y, más recientemente, el propio ayuntamiento emplazaba a la Sareb a cubrir los pozos de registro en los que han desaparecido las tapas para evitar posibles caídas.

Ciudad fantasma junto a Càrcer

Son la cara y la cruz por lo que respecta a proyectos de carácter industrial o terciario que representaban inversiones millonarias y que la crisis frenó en seco, aunque Vilella no es la única huella que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó sobre el territorio de la Ribera.

A poco más de un kilómetro de Càrcer asoma un pueblo fantasma en lo que estaba llamado a convertirse inicialmente en una ciudad jardín con todo tipo de servicios para personas mayores, si bien el proyecto se reorientó para construir una urbanización para gente joven en la que debían tener cabida 355 viviendas. El estallido de la crisis se produjo con el nuevo complejo residencial a medio construir, con la urbanización ejecutada, 65 viviendas inacabadas y sólo 38 concluidas de una primera fase que contemplaba la edificación de 115 inmuebles. La paralización de las obras desencadenó en un goteo de robos que acabaron por desguazar las instalaciones. El ayuntamiento nunca ha recepcionado la urbanización ni parece dispuesto a hacerlo, especialmente tras un informe encargado en 2017 que cifraba en 180.000 euros los daños en infraestructuras derivados del saqueo.

El alcalde de Càrcer, Josep Botella, explicó que la Sareb tiene un 75 % de esta área residencial que sigue totalmente paralizada y señaló que el ayuntamiento se encuentra inerme para afrontar un problema de esta magnitud. «Es un escándalo que haya 120.000 metros cuadrados que eran de huerta totalmente degradados. Después de estos desastres habría que aplicar políticas para buscar soluciones porque lo que está claro es que Càrcer no tiene recursos suficientes para hacerse cargo de eso», indicó el munícipe, mientras recordaba que mantuvo en su día una reunión con técnicos de la conselleria que derivaban las soluciones al ayuntamiento.

A la expectativa en la Besana

Pocos movimientos y mucha voluntad se han visto en la Besana, el proyecto residencial impulsado en el Port del Sapo de l'Ènova. El ayuntamiento y el nuevo agente urbanizador que se subrogó en 2013 los derechos y obligaciones firmaron un convenio de colaboración a principios de 2018 para retomar y finalizar las obras en el plazo de un año, un acuerdo que ha tropezado con la necesidad de instalar la línea de media y baja tensión, pendiente, y actualizar otras instalaciones eléctricas, que precisan de la autorización de Iberdrola.

El alcalde de l'Ènova, Tomás Giner, comentó que formalmente la urbanización no está en estos momentos paralizada ya que el agente urbanizador ha completado algunas aceras que faltaban y ha corregido las conexiones de aguas residuales y aguas potables que antes quedaban en una parcela privada y, por otra parte, indicó que el ayuntamiento está realizando gestiones con la conselleria desde el punto de vista jurídico para adecuar el proyecto tras los sucesivos cambios legislativos que se han producido desde que arrancó. Las obras de la urbanización quedaron paralizadas en 2008. Se proyectaban 80 viviendas de las que únicamente se finalizaron una tercera parte dejando el resto a diferentes grados de ejecución.

Por otra parte, en Cullera se han retomado también las obras de un edificio que permanecía inacabado en las inmediaciones del río, en la confluencia de la calle La Vega con Metge Joan Garcés, desde hace aproximadamente siete años.

Compartir el artículo

stats