El Ayuntamiento de Castelló, de La Ribera, ha ganado el primer asalto en el pulso lanzado por su homónimo de La Plana contra la aprobación del nuevo topónimo con la forma exclusiva en valenciano «Castelló». El Consell desestimó ayer el requerimiento interpuesto por el consistorio que preside la socialista Amparo Marco solicitando la revocación del nuevo nombre de Villanueva de Castellón a través de una resolución que refrenda el decreto por el que en septiembre autorizó el cambio. El gobierno valenciano recuerda el informe emitido por la Acadèmia Valenciana de la Llengua que, «como institución que tiene la competencia para fijar las normas de la toponimia valenciana», determinó que se trataba de una denominación «correcta y adecuada desde el punto de vista histórico y lingüístico».

Este requerimiento era solo el primer paso en la estrategia desplegada por el Ayuntamiento de Castelló de La Plana, que cuestiona el nuevo topónimo de Villanueva de Castellón al considerar que puede producir confusiones en la identificación de las Administraciones Públicas. Fuentes municipales recordaron que el acuerdo plenario por el que se solicitó la revocación del decreto del Consell ya contempla que, en caso de denegación, se interpondría un contencioso-administrativo. Castelló de la Plana alega que el nuevo nombre de Villanueva de Castellón no responde a una tradición histórica o lingüística, como establece la normativa autonómica, «sino a un supuesto consenso que les permita zanjar la histórica polémica político-vecinal por la denominación del municipio».

El alcalde de Castelló, Òscar Noguera, se mostró satisfecho con la resolución del Consell, aunque advirtió de que «no podía hacer otra cosa» más que confirmar sus propios acuerdos cuando, subrayó, «las cosas se han hecho bien». Noguera dijo no entender el rechazo del Ayuntamiento de Castelló de La Plana al topónimo aprobado para su municipio y recordó que este consistorio tramitó en el año 2019 la normalización del nombre de la ciudad y no quiso renunciar a su «apellido». «No creo que si hubiera otro recurso tenga mucho recorrido, aunque nadie sabe lo que va a pasar», comentó el alcalde.

El Ayuntamiento de Villanueva de Castellón tramitó en noviembre de 2019 el cambio de nombre con una propuesta que evitaba las opciones que en los años noventa provocaron una grave fractura social. Por un lado, la izquierda defendía Castelló de la Ribera, forma que llegó a aprobar la Generalitat, y las fuerzas conservadoras el topónimo Vilanova de Castelló. Además de la crispación, el topónimo provocó un largo proceso judicial hasta que la Generalitat, con la entrada del PP, dejó de defender el nombre aprobado y propició que se recuperara la forma en castellano.