Las quejas de vecinos de l’Alquerieta por la falta de civismo de algunos residentes que no dudan en ocupar las calles con sillas, mesas, barbacoas o incluso sofás para hacer vida en la vía pública se han repetido en los últimos años cada vez que un representante de la corporación alcireña asistía a una reunión de la asociación de vecinos. La Policía Local ha podido comprobar en primera persona la reacción -otro de los temores que expresaban los integrantes de la asociación de vecinos- de una de estas personas al llamarle la atención por haber ocupado la acera con un barreño de obra para encender fuego con el objetivo de asar unas longanizas. La reiterada negativa a apagar las llamas y a retirar este obstáculo de la vía pública derivó en una denuncia por desobediencia que se ha saldado con la imposición de una multa de 601 euros.

Los hechos se produjeron el pasado mes de diciembre en la calle General Espartero, una vía perimetral que bordea el barrio en dirección al hospital, cuando los agentes identificaron a un varón que había encendido fuego en un barreño colocado en la acera que, según el expediente instruido, podía representar un peligro para las personas que transitaran por ese punto. La patrulla requirió al vecino de forma repetida para que apagara el fuego y retirara ese obstáculo de la calzada, si bien se encontró como única respuesta que no lo haría hasta acabar de prepararse unas longanizas. La advertencia de que podía sufrir una sanción por desobediencia no inmutó lo más mínimo al implicado, que mostró su indiferencia ante la amenaza de sanción, mientras señalaba que no cumpliría las indicaciones de los agentes hasta cumplir el fin para el que había encendido el fuego: asar unas longanizas.

Los agentes cursaron una denuncia por una presunta infracción de la Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, que tipifica como falta grave la desobediencia a la autoridad en el ejercicio de sus funciones cuando no sea constitutiva de delito. Instruido el oportuno expediente sin que el implicado formulara alegaciones para rebatir la infracción que se le atribuye, éste se ha cerrado con una multa de 601 euros, el mínimo en este tipo de infracciones.

La práctica de sacar muebles y hacer vida en la calle, aunque de esta forma se impida el paso por la acera, ha sido una queja recurrente de los vecinos de l’Alquerieta, lo que llevó al Ayuntamiento de Alzira a establecer en 2019 un servicio de recogida que, a las siete de la mañana, retiraba aquellos muebles que encontraba en la vía pública y que tuvo que suprimir pocos días después por el temor que expresaron los trabajadores de la empresa que prestaba el servicio, ya que los propietarios de estos enseres acudían después a recuperarlos.

Sancionados por no abrir a la policía


Mantener la música con un volumen excesivamente elevado cerca de las cuatro madrugada costará a una pareja de Alzira una sanción de 1.600 € ya que, además de incumplir la ordenanza de protección contra la contaminación acústica, los dos ocupantes de la vivienda desoyeron los requerimientos de los agentes de la Policía Local que les instaban a abrir la puerta para proceder a su identificación. La patrulla incoó sendos expedientes sancionadores por infracción de la Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, que tipifica como infracción grave la «desobediencia o resistencia a la autoridad o sus agentes en el ejercicio de sus funciones, cuando no sean constitutivas de delito, así como la negativa a identificarse», que ha dado lugar a sanciones bastante más altas que la derivada de las molestias que ocasionaban al vecindario.


Los hechos se remontan a principios de octubre cuando, sobre las 3,40 de la madrugada de un domingo, una patrulla se personó en una vivienda de la calle Requena en la que tenían la música muy alta, como pudieron comprobar los agentes. Sus intentos para contactar con las personas que se encontraran en el interior para identificarlas y emplazarlas a cumplir la ordenanza que impide estas conductas chocó con su reiterada negativa a abrir la puerta. Los agentes optaron por cusar sendas denuncias a las dos personas finalmente identificadas. La negativa a abrir la puerta e identificarse ha derivado en una sanción por una infracción grave de la Ley de Seguridad Ciudadana para cada uno de ellos, que el expediente ha fijado en el importe mínimo: 601€. Paralelamente, las denuncias por contaminación acústica se han cerrado con sendas multas de 200 euros por infracciones leves.