La Conselleria d’Educació ha denegado a la familia de Valeria, la niña de tres años de Sueca afectada por una alteración genética que le provoca encefalopatía epiléptica, la asistencia al programa de atención temprana que le brinba hasta ahora la Escoleta Cavall Bernat de Llaurí. 

Una vez superado el ingreso de cinco días en la unidad de neurología pediátrica del hospital La Fe, al regresar a Sueca se han encontrado con un nuevo problema añadido. La pequeña necesita acudir a un centro de atención temprana para paliar algunas de sus carencias, según hizo constar el pediatra que la atiende, que solicitó a principios de año las autoridades autonómicas la inclusión de Valeria en ese servicio. De hecho empezó a ir una hora y media a la semana al centro de Llaurí. La sorpresa llegó en septiembre, cuando comunicaron a la madre que no podía seguir recibiendo allí ese tipo de terapia. 

La progenitora alega que la conselleria justifica su decisión en el hecho de que Valeria ya recibe una ayuda asignada por estar matriculada en el colegio donde cursa sus estudios, el CEIP Carrasquer de Sueca. Por ello, automáticamente, pierde el derecho a recibir en Llaurí una prestación diferente. «Entiendo que hay que cumplir la normativa vigente, pero creo que se debería estudiar cada caso por separado, porque para Valeria es una necesidad disponer de este servicio».

Clara, ante su impotencia,ha vuelto ha utilizar las redes sociales para pedir ayuda e intentar encontrar una plaza para la pequeña en cualquier centro público de la Ribera Baixa que le ofrezca su ayuda. Incluso está dispuesta a buscar un centro privado. «Valeria necesita de forma urgente esta atención para trabajar principalmente su psicomotricidad y el hecho de negársela significa negarle al mismo tiempo el derecho a vivir de una forma mejor», subraya la madre.

La familia también ha recurrido a los Servicios Sociales de Sueca, donde se han comprometido a buscar una posible solución al problema . No obstante, el mismo ayuntamiento le ha reconocido que está muy complicado lograr que la niña ingrese en un centro de atención temprana existente en la localidad de la Ribera Baixa.

Cuando se abría una luz en el túnel de la enfermedad de Valeria desde el punto de vista médico, se choca ahora con la burocracia administrativa. Menos mal que la familia no desfallece nunca.