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La onda expansiva del volcán de Tonga se detectó en la Ribera

El meteorólogo Jovi Esteve registra en su amplia red de estaciones un aumento y descenso repentino de la presión atmosférica horas después de la erupción a más de 17.000 km de distancia

Imagen satélite del momento en el que se produjo la brutal erupción. | LEVANTE-EMV

El archipiélago de Tonga era un completo desconocido para el común de los mortales. Hasta el sábado, en el que registró una violenta erupción volcánica. La magnitud del fenómeno fue tal que su onda expansiva se detectó en la Ribera.

Así lo confirmó ayer a Levante-EMV el meteorólogo de Algemesí Jovi Esteve. Su empresa, Inforatge, posee una amplia red de estaciones de norte a sur de la Comunitat. Unas ciento cincuenta. Y en todas ellas se notó el impacto que tuvo la impresionante erupción volcánica pese a producirse en el Pacífico, a unos 17.000 kilómetros de distancia. «Poco antes de las diez de la noche del día en el que se produjo la erupción, se registraron unas pequeñas variaciones en la presión del aire. El técnico me comentó que se había dado cuenta de ello y hemos estado documentándonos sobre el tema y, efectivamente, la explosión fue tan grande que generó un tsunami atmosférico, término acuñado por el meteorólogo Juan Antonio Palma», expuso Esteve, que detalló: «Es decir, se produjo una onda expansiva que viajó radialmente desde el volcán y recorrió todo el globo. Algo similar a lo que ocurre cuando tiramos una piedra a un lago y se propaga la ondulación. Con la diferencia de que se produjo en el aire».

El efecto de esta onda expansiva se sintió en la atmósfera, a más 17.000 kilómetros de distancia, pero resultó imperceptible para la población. «Lo que provocó fue un aumento y caída muy rápidos de la presión atmosférica que hemos cuantificado entre 0,8 y 1,2 hectopascales», expuso el meteorólogo ribereño. Así lo reflejan sus decenas de estaciones repartidas en todo el territorio, como la ubicada en Alzira, donde se aprecia esta onda pasadas a eso de las 22:00 horas del sábado.

El rugir del volcán «fue tan estruendoso que las cenizas atravesaron la troposfera y se adentraron hasta la estratosfera, a más de 20 kilómetros de altura», sostuvo Esteve, que incluso ha calculado la velocidad a la que avanzó la onda expansiva por la Comunitat Valenciana. «Si se tiene en cuenta que, de norte a sur, nuestro territorio tiene unos 300 kilómetros y que pasaron diez minutos desde que se detectó en los primeros barómetros de Castelló hasta que se registró en los últimos de Alacant, podemos determinar que viajaba a 1.800 km/h», comentó al respecto.

Gràfica que muestra el pico repentino en la presión del aire. | INFORATGE

Algo nunca visto

Esteve no ocultó la fascinación que le produjo el fenómeno. «Además de enviar sus cenizas a la troposfera y provocar un tsunami en el Pacífico, que afectó incluso a las costas de California, su onda expansiva llegó hasta nuestra comarca, a más de 17.000 kilómetros. Nunca había visto una cosa así. La naturaleza no deja de sosprendernos», concluyó.

La erupción del volcán, incluso, ha provocado que desaparezca casi por completo la isla en la que se produjo. Así se puede observar en la comparativa de las imágenes tomadas por el satélite Sentinel 2 de la Unión Europea a fecha 2 de enero y la registrada por el Sentinel 1 tan solo 12 horas después de la erupción, una vez la nube de vapor, gas y ceniza se disipó lo suficiente para observar la zona desde el espacio. En ellas se ve cómo ya solo quedan vestigios de las dos islas iniciales.

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